II Domingo de adviento: con Cristo, que viene, todo se debe volver nuevo
Baruc 5,1-9 Filipenses 1,4-6. 8-11 Lucas 3,1-6
Baruc 5,1-9 Filipenses 1,4-6. 8-11 Lucas 3,1-6
Hombres, veo que es tan necesario dirigirme a ustedes. Los varones son más importantes y valiosos de lo que creen o de lo que les han hecho creer. Sin embargo, es algo que no se reconoce o no se dice a diario.
«Hazte pequeño, hazte humilde, hazte servidor de los demás. Hazte pequeño y el Señor te dará la capacidad de comprender cómo se hace la paz». Esa ha sido la exhortación del Papa Francisco este martes 4 de diciembre, cuando se está iniciando el tiempo de Adviento.
Jeremías 33, 14-16 1 Tesalonicenses 3,12-4,2 Lucas 21,25-28. 34-26 Comenzamos el periodo litúrgico del Adviento, que significa expectativa, preparación, deseo, esperanza de la llegada al mundo de aquel hacia quien, por siglos, se ha orientado el ansia de salvación.
El Papa Francisco ha celebrado este lunes la Eucaristía en la Casa Santa Marta. Durante su homilía habló de la generosidad, el consumismo y la austeridad precisamente en unas fechas en las que se acerca la Navidad y en muchos casos la compras compulsivas.
En un reciente artículo publicado en el National Catholic Register, la productora y columnista de CBS News, Marcia Segelstein, habló sobre la importancia de que los padres, y especialmente la madre, estén presentes en los primeros años de vida de un niño.
Hacernos la Señal de la Cruz es un gesto simple pero a la vez una profunda expresión de fe tanto de los Católicos como de los Cristianos Ortodoxos.
En el último domingo del Año litúrgico celebramos la fiesta de Jesucristo Rey del Universo. Una fiesta que viene a coronar el año y como a rematar el ciclo litúrgico.
Como en miércoles anteriores, el Papa Francisco ha dedicado su catequesis de la audiencia pública del 21 de noviembre a analizar uno de los Diez Mandamientos, y en este caso ha predicado sobre el décimo: “No codiciarás los bienes ajenos”, que en realidad, dijo, no trata tanto sobre temas de propiedad de bienes como sobre «los malos deseos».
Es importante recordar que la castidad es una virtud que consiste en el recto uso de nuestra sexualidad. Con esta virtud valoramos el verdadero significado del acto sexual conyugal.