Para reafirmar la importancia del desarrollo integral del niño, se inicia a hablar sobre el concepto de familia, entendido como el grupo de personas, que es formado por una pareja hombre y mujer; quienes tiene lazos comunes, establecen vínculos legales y religiosos, con la finalidad de realizar un proyecto de vida común.

Es un “tú y un yo” que se unen, se dan a sí mismos para formar un nosotros y como consecuencia de esta unión vienen los hijos. Todos los miembros involucrados por consanguinidad o legalidad conforman la familia.

Es este, el primer espacio propicio que el neonato empieza a descubrir, cuando llega a casa en brazos de sus padres observando todo lo que hay a su alrededor, es donde inicialmente experimenta el hogar, después del trauma de nacimiento. Puesto que el bebé vivía en un mundo ideal, protegido y cuidado de cuanto pudiera en esa etapa perjudicarle. Volviendo a la realidad de su vida en el ámbito familiar que lo verá crecer y desarrollarse, es menester hacer hincapié en lo primordial que es este espacio.

Brindar acogida, propiciar lazos fraternos, cariño, seguridad. Una relación estrecha entre los miembros de la familia son fundamentos sólidos, que dejan huella en la formación del nuevo integrante.

El ambiente familiar y la relación de los padres, juegan un papel influyente que se reflejará en el infante, tanto en el desarrollo de su personalidad, expresiones de carácter y conducta. Retomando al filósofo inglés Johon Locke (1632 -1704) “El niño es como una tabula rasa”, es decir, como una hoja en blanco sin mancha, donde se escribirán las primeras letras que intervendrán en la mayor parte de su vida.

Es cuestionable pensar, ¿Qué se quiere de ese proyecto inicial de formar una familia?, ¿Qué se espera de los hijos? y ¿Qué se quiere sembrar en ellos? Por consiguiente: si se da amor, se cosecha amor, si se trata al niño con violencia, se genera miedo y ante ese miedo, a medida que va creciendo encuentra en la violencia una expresión aparente de seguridad. Las relaciones entre los padres de respeto, calidez, armonía y el hecho de que ellos enfrenten las situaciones complicadas a través de la comunicación, la comprensión y apoyo. Reflejan en el niño el respeto con sus pares, acercamiento al diálogo, confianza, ecuanimidad. Son aquellos niños que en la escuela encuentran una motivación para estudiar, recrearse, explotar sus habilidades motrices con un sentido de pertenencia.

La familia es la primera escuela para el menor, pues es ahí donde aprende no solo a reconocer lo que hay a su alrededor. Descubre que la madre no es una extensión de él, (Melanie Klein,882-1960 ), se da cuenta que es frágil y necesita de los cuidados tanto de mamá como de papá. Requiere de los primeros alimentos, caricias, para sobrevivir. Al paso del tiempo se va haciendo más fuerte, va desarrollando su cuerpo y su psique. Es en este lugar que aprende a tomar el biberón, a sentarse, ponerse de pie, dar sus primeros pasos, controlar sus esfínteres, a emitir sus primeras palabras. Es la madre quien va introyectando las primeras imágenes mentales de la vida. El niño se da cuenta que cada miembro de la familia ejerce un rol; un papá que lo aprecia y sale de casa, pero a su regreso juega con él. Una mamá que esta con él la mayor parte del día y posiblemente unos hermanitos que lo buscan para jugar.

En la etapa inicial de la vida del menor, se ve a sí mismo como omnipotente e único, pero en su relación con los cercanos, reafirma que el existe entre otros y que de aquellos recibe servicios; cargarle, cambiarlo de pañal, así mismo calidez, cariño. Es el hogar, el primer lugar de aprendizaje y lo que encuentra son las enseñanzas fundamentales para su vida futura. Recibe no solo lo básico para su supervivencia, aprende los valores como: el respeto, la solidaridad, la tolerancia. Patrones de conducta y actitudes.

El infante observa si los padres se respetan entre sí, es entonces que él brinda respeto. Se da cuenta cuando a los hermanitos se les inculca compartir, aprende a ser generoso, siente cuando no todo lo que quiere se le da, se vuelve tolerante. Esta formación se va dando poco a poco, de acuerdo a su desarrollo evolutivo. El niño necesita ser amado, más no sobreprotegido, requiere comprensión, firmeza seguridad, unidad de sus progenitores y un ambiente armónico.

El colegio es el segundo campo de aprendizaje, desde parvulitos a edad escolar; aquí enfrentará un nuevo destino, otras experiencias, pero es el hogar el propedéutico hacia este nuevo camino. La escuela formará la parte cognitiva, las letras, números. Inculcará valores que ya no son desconocidos para el niño, por tanto estos adquirirán nueva fuerza o serán capaces de emprender un camino incluso, cuando puedan encontrar deficiencia en ello.

Es importante reflexionar en lo que significa la familia para el desarrollo integral del niño, por ende propiciar un ambiente idóneo, sano, armonioso, libre de violencia. Donde se proyecte y se de amor. En suma en ese libro abierto y página en blanco se irán escribiendo las primeras historias, se sembrarán los gérmenes que llegarán a florecer, ya sea éstos agradables o desagradables.

Lic. Emma Monjarás Anguiano

 

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