
La Paz de Dios.
Tú eres el Dios de la Paz, Precisamente por esto, Señor del Amor y de la paz, ¡ queremos convertirnos a Tí! No podemos engañarnos con llegar a vivir bien, en paz, sin tí. No podemos pensar en superar las inquietudes interiores y nuestras guerras personales si no nos volvemos a tí, Señor de la Paz, Jesucristo crucificado y resucitado, que haz padecido la muerte…