Nuestra felicidad depende en gran medida de hacer las cosas bien
A Teresita de Lisieux le gustaba llenar su corazón de “flores nuevas” para que Jesús pudiese descansar a gusto en él. Sus actos cotidianos bien hechos, desde que se levantaba hasta que se acostaba, tomaban la forma de pequeñas flores, que juntaba en cada jornada y se las ofrecía al terminar el día. Lo cierto es que se podría decir que nadie como ella para…