Alabanza
Alabado, adorado, amado y correspondido sea, a cada momento, el Corazón eucarístico de Jesús en todos los tabernáculos del mundo, hasta la consumación de los siglos. Así sea.
Alabado, adorado, amado y correspondido sea, a cada momento, el Corazón eucarístico de Jesús en todos los tabernáculos del mundo, hasta la consumación de los siglos. Así sea.
¡Oh Corazón eucarístico, oh amor soberano del Señor Jesús, que habéis instituido del augusto Sacramento para permanecer acá abajo en medio de nosotros, para dar a nuestras almas vuestra Carne como alimento y vuestra Sangre como celestial bebida! Nosotros creemos firmemente; ¡oh Señor Jesús!, en este amor sumo que instituyó la Santísima Eucaristía, y aquí delante de esta Hostia es justo que adoremos este amor,…
¡Oh dulcísimo Jesús, que vinisteis a este mundo para enriquecer a todas las almas con la vida de vuestra gracia, y que, para conservarla y fomentarla en ellas, os ofrecéis Vos mismo cada día en el augustísimo sacramento de la Eucaristía cual saludable medicina para curar sus enfermedades y cual divino alimento para sostener su debilidad ¡Humildes os suplicamos que derraméis benignamente sobre ellas…
¡Oh dulcísimo Jesús Sacramentado! Cuando te recibo en mi corazón siento que mi fe me aumenta, mi esperanza se fortalece y mi vida se alarga, porque, recibiendo tu Sacratísimo cuerpo, vivo contigo y Tú vives conmigo, y el que vive unido a Ti no morirá, porque eres camino, verdad y vida eterna. Tú eres la vid; yo, el sarmiento, que no puede dar fruto si…
Amable Jesús mío, viniste al mundo para dar tu vida divina a todas las almas. Quisiste hacerte nuestro alimento diario para conservar y fortalecer esta vida sobrenatural, frente a las debilidades y faltas de cada día. Te pedimos humildemente que derrames tu Espíritu Divino sobre nosotros por amor de tu Sagrado Corazón. Vuelvan a ti las almas que llevadas del pecado han perdido la vida…
Gracias, amabilísimo Jesús, gracias infinitas os sean dadas por el inapreciable beneficio que acabáis de hacerme viniendo a mí y dignándoos entrar en la pobre morada de mi corazón… ¿Y de dónde a mí tanta dicha? Os contemplo en los brazos de mi alma cual el anciano Simeón, y entusiasmado por tan divino tesoro, exclamaré con él: «Moriré gustoso, porque he logrado la mayor dicha…
Gracias, ¡Jesús mío! Oh Jesús acabo de recibiros en esta santa Comunión. Bien es verdad que no puedo veros con mis ojos, pero creo firmemente en vuestra divina presencia. Soy vuestro Tabernáculo. Ya no aparecéis bajo la forma de pan, os habéis ocultado en mi cuerpo. Habéis dejado la lamparilla del sagrario para buscar las llamas de amor de mi corazón. Abandonasteis el silencio del…
Creo en Ti, Señor, pero ayúdame a creer con más firmeza; espero en Ti, pero ayúdame a esperar con más confianza; te amo, Señor, pero ayúdame a amarte más ardientemente; estoy arrepentido, pero ayúdame a tener mayor dolor. Te adoro, Señor, porque eres mi creador y te anhelo porque eres mi último fin; te alabo porque no te cansas de hacerme el bien y me…
Traspasa, dulcísimo Jesús y Señor mío, la médula de mi alma con el suavísimo y saludabilísimo dardo de tu amor; con la verdadera, pura y santísima caridad apostólica, a fin de que mi alma desfallezca y se derrita siempre sólo en amarte y en deseo de poseerte: que por Ti suspire, y desfallezca por hallarse en los atrios de tu Casa; anhele ser desligada del…
Oh María, Virgen y Madre Santísima, he recibido a tu Hijo amadísimo, que concebiste en tus inmaculadas entrañas, criándolo y alimentándolo con tu pecho, y lo abrazaste amorosamente en tus brazos. Al mismo que te alegraba contemplar y te llenaba de gozo, con amor y humildad te lo presento y te lo ofrezco, para que lo abraces, lo ames con tu corazón y lo ofrezcas…