
Los abuelos nos educan en el optimismo
Si bien algunos pueden nacer con una mayor predisposición a ser más optimistas que otros, el optimismo es una virtud y, como toda virtud, es algo que se educa. La virtud es un hábito y, por lo tanto, exige repetición y entrenamiento. Por eso, cuando uno hace un trabajo serio para ser una persona cada vez más virtuosa, el tiempo se convierte en el mejor…