
Seducida desde la infancia, en la droga y alcohol hoy habla de su regreso a los brazos de Dios
Cuando la droga le invadía, doblegando, alterando su conciencia de realidad, en segundos ya no era la misma y sucumbía temporalmente bajo un mar seductor de sensaciones. Aunque nunca -por gracia de Dios, señala- llegaría a ser adicta en todo el rigor de esa enfermedad. El alcohol fue también un compañero ocasional que potenciaba aquellos estados alterados mediante los cuales intentaba huir de un algo…