
7 heridas en nuestra cultura de las que nos sana el Corazón de Cristo
De la herida de desconocer el Amor de Dios, dice el P. Alsina, se derivan muchas otras. Él escribe una lista de 7, «de las que el Corazón de Jesús nos cura».
De la herida de desconocer el Amor de Dios, dice el P. Alsina, se derivan muchas otras. Él escribe una lista de 7, «de las que el Corazón de Jesús nos cura».
Concedeme un corazón semejante al tuyo, y la gracia que te pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, tu sagrado culto y bien de mi alma. Amén.
¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús, órgano de la Trinidad venerada, por quien se perfeccionan todas nuestras obras!
¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concedeme un corazón semejante al tuyo
¡Oh Corazón Santísimo de Jesús, camino para la mansión eterna y fuente de aguas vivas! Concededme que siga vuestras sendas rectísimas para la perfección y para el cielo
¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran
«Les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá». (Lc 11,9-10) El buen Jesús nos enseñó a orar con insistencia, a confiar en el Padre bondadoso que da lo necesario para sus hijos.
Cuando los jóvenes escuchan hablar de Jesucristo con ardor, con sinceridad y sencillez, quedan cautivados. Jesucristo es la persona más atractiva que existe.
Como confiesa San Agustín, se debe buscar dentro de nosotros a Quien nos habita. Y Santa Teresa nos invita a entrar dentro del castillo, donde habita el Señor.
Aunque uno haya hecho otro ofrecimiento, la ofrenda de vida por amor lo compendia todo y está por encima de ellos.