Lo, mismo que Lourdes es una fuente inagotable de Gracias, la Medalla Milagrosa es siempre el instrumento de la incansable bondad de la Santísima Virgen con todos los pecadores y desdichados de la tierra.
Muchos hemos constatado que es verdad que “nadie puede llegar a una íntima unión con Dios si no es a través de la Santísima Virgen María.” (San Luis María Grignon de Monfort)
Pongamos ante los ojos de la mente el icono de María Madre que va con el Niño Jesús en brazos. Lo lleva al Templo, lo lleva al pueblo, lo lleva a encontrarse con su pueblo.
A La Virgen de la Merced o de las Mercedes se la llama también Generala de los Ejércitos Celestiales. La Mujer Vestida de Sol y la Reina de la Paz.
El demonio odia a la Virgen María. De hecho, ha estado haciendo todo lo que está en su poder para desmotivar la devoción hacia ella
Al igual que ocurre durante los primeros años de vida, también durante el proceso de gestación los padres permanecen atentos ante cualquier señal que pudiere advertir algún riesgo vital para el bebé.
La letanía las agregamos después de rezar los misterios del rosario, como oración de intercesión a la santísima Virgen María y a los santos o a los atributos de Dios como su misericordia, según la Real Academia Española letanía significa: Oración cristiana que se hace invocando a Jesucristo, a la Virgen o a los santos como mediadores, en una enumeración ordenada.
Al contemplar a la Virgen María se nos da otra gracia: la de poder ver en profundidad también nuestra vida. Sí, porque también nuestra existencia diaria, con sus problemas y sus esperanzas recibe luz de la Madre de Dios, de su itinerario espiritual, de su destino de gloria: un camino y una meta que pueden y deben llegar a ser, de alguna manera, nuestro mismo…
Tener un detalle cada día a La Virgen María especialmente en este mes dedicado a ella, en las cosas ordinarias que realizamos cada día, hacen de ello una muestra de amor a la Madre de Jesús que nos la dejo por madre a nosotros. Realicemos nuestro deber con alegría y de manera extraordinaria para dar gloria a Dios.
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La Virgen se llamaba María.