A La Virgen de la Merced o de las Mercedes se la llama también Generala de los Ejércitos Celestiales. La Mujer Vestida de Sol y la Reina de la Paz.
El significado del título “Merced” es ante todo “misericordia”. La Virgen es misericordiosa y también lo deben ser sus hijos.
Esto significa que recurrimos a ella ante todo con el deseo de asemejarnos a Jesús misericordioso. En su conmemoración se ha establecido la fiesta de la Merced o de las Mercedes, el día 24 de septiembre.
Los últimos siglos de la Edad Media, el sur y el levante español estaban en poder de los árabes y con sus vidas en vilo. El Mediterráneo estaba infestado de corsarios turcos y de sarracenos, y lo mismo atacaban a los barcos que desembarcaban en las costas y se llevaban cautivos a muchos.
San Pedro Nolasco rogaba insistentemente a la Virgen María y se preguntaba cómo poner remedio a tan triste situación.
Primeros años de historia
La Merced es clamor de libertad. Es apostar por el hombre, amar sin reciprocidad, anteponer al otro, dar la vida en caridad. A primeros del siglo XIII se agudiza patéticamente la monstruosidad del cautiverio. Las guerras de reconquista, el corso y la piratería, las redes de explotadores hacen de la esclavitud pingüe y siniestro negocio. Miles y miles de cristianos caen en poder de enemigos de su fe, vejados, degradados y tentados de apostatar. El cielo quiere intervenir, va a operar una segunda redención, similar, según la reflexión mercedaria, a la realizada por Cristo. Mas la Trinidad santa necesita de un hombre, del instrumento. Y lo encuentra en Pedro Nolasco. Es un veinteañero barcelonés, predispuesto por una exquisita probidad y la más primorosa sensibilidad social. Con él creció la misericordia , encomian los hagiógrafos. Porque Pedro Nolasco valora a Dios como razón suprema de su vida, pero desde ahí descubre a todos los hombres como hermanos, personalizando una apasionada debilidad por los más pobres y desgraciados . La llamada le llegó por sorpresa, del Dios que siempre sobrecoge y desborda a los que solicita. Pedro Nolasco venía de una familia de mercaderes, que, emprendedores y arriesgados, entendían en exportar tejidos, lana, lino, azafrán, miel; en traerse productos exóticos. Buena escuela para forjar a un líder. Aún adolescente se enroló en el quehacer familiar, y ahí lo esperaba el Señor.
Fuente: Orden de la Merced