Santa Juana de Chantal.
«¡Oh Dios mío! Hermanas mías, ¿en qué otra cosa debemos complacernos sino en hablar de Dios, de la eternidad, de la dicha de nuestra vocación, del amor y fidelidad que debemos de tener para adquirir con perfección el espíritu de nuestro Instituto y orara consérvale cuidadosamente?»