
Dedica unos minutos ante el Sagrado Corazón
Conformidad de nuestro corazón con Su Corazón Descendí del cielo no para hacer mi voluntad, sino la de mi Padre
Conformidad de nuestro corazón con Su Corazón Descendí del cielo no para hacer mi voluntad, sino la de mi Padre
alma “Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle.
Familia Orar por la familia hoy que se encuentra herida, separada y en muchas ocasiones a la deriva, no importan cuántos sean los problemas que tenga, para Dios «nada hay imposible», así que seamos constantes, el mal no descansa, y el bien aunque no hace ruido está latente y aparece inesperadamente en una sonrisa, en un acto de servicio, en ese deseo de ser mejor,…
hermana El Poverello de Asís como es conocido san Francisco amó y admiro la creación descubriendo en ella la hermandad con todo ser vivo, alabando a Dios por la existencia y la armonía que les fue dado para servir al hombre. Oremos con él y descubramos las maravillas que nos rodean y son don de Dios en nuestras vidas.
Te dejamos unos pensamientos del gran san Francisco de Asís para meditar en ellos para descubrir a Jesucristo, la Voluntad de Dios, a la Madre de Dios y la pobreza.
Dedicar un momento de oración para pedir por alguien o consagrar nuestro hogar al Corazón de Jesús es mostrar el deseo de que a esa persona le vaya bien y como en una bendición pedimos lo mejor para ella o para que el lugar sea un espacio de paz para quien lo habite o visite.
Oremos por México, esta es una oración como muchas otras, pero recordemos que lo más importante es abrir nuestro corazón a Dios intercediendo por quienes están sufriendo en estos momentos y apoyando según nuestras posibilidades.
Señor Esta bella oración que les compartimos la Madre Teresa de Calcuta recomendó a sus religiosas la rezaran todos los días y nos puede ayudar a tener un momento de intimidad con Dios.
Busquemos el tiempo para visitar a Jesús en la Eucaristía y adorar en silencio su divina Presencia, y después si se cree conveniente decir lentamente estas palabras desde el corazón, dirigiéndose nuestra mirada, nuestro pensamiento y nuestro Corazón.
Orar la letanía de la humildad es pedir la gracia de vivir genuinamente la vida cristiana porque dejamos de lado el intento de sentirme bien conmigo mismo, pedimos la gracia de vencer la repugnancia de ser herido emocionalmente por los demás y buscamos el bien para los demás echado en tierra toda competencia.