Te dejamos unos pensamientos del gran san Francisco de Asís para meditar en ellos para descubrir a Jesucristo, la Voluntad de Dios, a la Madre de Dios y la pobreza.
«El amor de Jesucristo me quita el gusto para todo, las criaturas no tienen atractivo alguno para mí, ni los ángeles ni los arcángeles pueden colmar las ansias de mi corazón, los rayos del sol, cuando contemplo el resplandeciente rostro de mi Amado, me parecen densas tinieblas»
«Cuando no puedo asistir a la Santa Misa, adoro el Cuerpo de Cristo con los ojos del espíritu en la oración, lo mismo que le adoro cuando le veo en la Misa.»
«La ley de Cristo, que se cumple en el amor, nos obliga a procurar la salvación de las almas más que la del cuerpo»
«Mucho os ama el Creador pues os hace tantos beneficios; por eso debéis guardaros del pecado de la ingratitud y cuidar de alabar siempre a Dios»
«La cortesía es hermana de la caridad, que apaga el odio y fomenta el amor.»
«Ninguna otra cosa hemos de hacer sino ser solícitos en seguir la voluntad de Dios y en agradarle en todas las cosas.»
«Siempre obedientes y sujetos a los pies de la Santa Iglesia, firmes en la fe católica, guardemos la pobreza y la humildad y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.»
«Así, purificados interiormente, iluminados y encendidos por el ardor del Espíritu Santo, podamos seguir las huellas de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.»
«Cuanto más tentado te veas, sábete que eres más amado. Nadie debe reputarse siervo de Dios hasta tanto que pase por las tentaciones y arideces».
«Dios os salve, María, Madre de Dios. En Vos está y estuvo todo la plenitud de la gracia y todo bien.»
«Te doy gracias ¡Oh Señor y Dios mío! por todos estos dolores… ya que en cumplir tu santísima voluntad encuentro yo los más inefables consuelos».
«Amemos a Dios y adorémosle con corazón sencillo y espíritu puro, que eso busca El por encima de todo».
«La Cruz que llevaba grabada en su corazón, a fuerza de contemplación, le rompió un día la piel, floreciéndosela en llagas».
«Ya no necesito más: conozco a Cristo pobre y crucificado».
«Dichoso quien no tiene más gozo y alegría que las palabras y obras del Señor».