
EL amor verdadero no piensa: «Por si nos divorciamos…»
Hace unos días llevé mi coche a la agencia para que recibiera el servicio de mantenimiento y sentada a la espera de un taxi que me regresara a mi casa conocí a un señor llamado Raymundo. No soy muy buena con los cálculos pero creo que su edad era de unos sesenta y pico; comenzamos a platicar del tema en turno: coches…