Es necesario enseñar a nuestros hijos a equivocarse y aprovecharlo para su crecimiento personal.
Dentro de los campos de la innovación educativa, la crítica constructiva ha tomado un papel muy importante en los últimos años. La finalidad de este artículo es hacer reflexionar sobre los aspectos de esta herramienta atendiendo al error como fuente de crecimiento y señalando algunos peligros en los que se puede caer en la práctica.
Esta herramienta proveniente de la psicología ofrece un papel protagonista y activo a la propia persona pretendiendo que los errores cometidos sean una fuente de aprendizaje. No podemos pretender negar que la equivocación es solo cosa de la infancia o de la adolescencia, por eso hay que enseñar a nuestros hijos a gestionar son propias equivocaciones.
Así se consigue una de las prioridades de la educación, prepararles para la vida adulta. Trasformar el error en aprendizaje es la aportación más relevante de esta corriente educativa. Thomas Edison después de ser preguntado por su empeño tras tantos fracasos en inventar una bombilla incandescente respondió: «No son fracasos. En cada experimento he descubierto un motivo por el que la bombilla no funcionaba. Gracias a eso, he logrado saber ya mil formas de cómo no se debe hacer una bombilla».
Cada error trae consigo una enseñanza que permite mejorar la autoestima de quien se ha equivocado.
El peligro que puede tener el refuerzo positivo es llegar a realizar una defensa de la autoestima de los niños hasta situaciones que pueden resultar cómicas.
Entrenadores que felicitan a sus jugadores olvidando que han perdido el partido, exámenes “a la carta” para no herir la sensibilidad de los niños… He aquí la razón por la que me parece más acertado denominar a esta práctica educativa “crítica positiva” y no tanto “refuerzo positivo”, para que sea realmente educativa es necesario que haya una crítica.
El aspecto positivo debe ir por la línea de valorar el esfuerzo realizado pero sin miedo a señalar las cosas que hay que mejorar para la próxima vez. Si no se estará dando una enseñanza en la que hacer las cosas mal no tiene importancia y conducirles a que no trabajen por hacer las cosas bien.
A modo de conclusión, señalar los buenos resultados que tiene utilizar esta práctica tanto en el hogar como en el colegio pero teniendo presente los aspectos a cuidar para preparar a nuestros hijos a lo que les deparará la vida.
Autor: Alfredo Alonso-Allende Picó
Fuente: Son tus hijos