Llamados a vivir de la misma vida de Dios, y para siempre
Jesús ya está en Jerusalén. Después de su largo «camino de subida» que nos ha presentado san Lucas, y que hemos ido siguiendo durante muchos domingos, las últimas escenas suceden junto al Templo y nos ayudan a reflexionar sobre el más allá, nuestro destino final.