En la etapa de la adolescencia son inevitables los conflictos que se generan por la responsabilidad, ya que por un lado los chic@s exigen más libertad, pero por el otro no tienen la madurez para manejar todo lo que viene con ella.

Los padres que confundieron la obediencia con la responsabilidad, no comprenden fácilmente por que su hij@ adolescente no asume las consecuencias de sus actos, si ellos les ¡enseñaron! desde niños a ser ¡responsables!. Lo que probablemente desconocen es que la obediencia tiende a mantener un control sobre ellos, haciéndolos dependientes e inseguros.

Seguramente te preguntaras: entonces, ¿qué es la responsabilidad?

La responsabilidad es la habilidad para responder con eficacia y decidir apropiadamente, siendo expresada mediante la autodisciplina, misma que se desarrolla respetando las reglas y los limites. A continuación te mostramos algunos comportamientos de los adolescentes que han desarrollado la autodisciplina:

ï   No echa la culpa a los demás sistemáticamente.

ï   Es capaz de escoger entre diferentes alternativas.

ï   Puede jugar y trabajar a solas sin angustias.

ï   Puede tomar decisiones que difieren de las que otros toman en el grupo en que se mueven.

ï   Respeta y reconoce los límites impuestos por los padres y profesores sin discusiones inútiles.

ï   Puede concentrar su atención en tareas complicadas (según su edad) durante cierto tiempo sin llegar a situaciones de frustración.

ï   Lleva a cabo lo que dice que va a hacer.

ï   Reconoce sus errores y trata de corregirlos sin armar un lio.

Cuando los limites no se ponen a tiempo o se ponen mal en la etapa de la adolescencia, en la adultez tendremos dificultades para entender nuestras interacciones con la realidad que nos rodea. Como adultos nos cuesta trabajo cumplir nuestras metas, abandonamos con facilidad nuestros planes, dejamos tareas inconclusas, evitamos correr riesgos por el miedo a equivocarnos, culpamos a los demás por no obtener lo que queremos o por tener algo que no nos satisface, solemos ofrecer cosas que no podemos cumplir, evitamos comprometernos seriamente, etcétera.

La obediencia no necesariamente le enseña a su hijo a ser responsable, lo que si demuestra es la necesidad de satisfacer el control sobre él.

El aumento del consumo de alcohol y drogas en una edad cada vez más temprana tiene que ver con un vacío que sienten los adolescentes. Vacío de valores, ideales, principios y límites. Esto les produce angustia y dolor.

¿Hasta cuándo vas a entender?, ¡Cuando seas más grande me lo vas a agradecer!, ¡Yo a tu edad ya…!, ¡Lo hago por tu bien!, ¿Cómo es posible que no cuides tus cosas!, ¿Que, eres tont@?, ¡siempre tengo que sacar la cara por ti!, ¡Nunca te haces responsable de tus problemas de conducta, ya no te soporto! etc.

¿Te suenan familiares estas frases? Son las más repetidas de los padres bien intencionados y preocupados por educar a sus hijos en el valor de la responsabilidad. Sin embargo, es la manera más segura de perder la autoridad ante ellos; te sorprender· que el joven se revela ante los intentos de corrección, te sientes desilusionad@, lastimad@s y tratas de la manipulación o amenazas, lo cual empeora la situación.

Para formar responsabilidad en un adolescente es fundamental la paciencia, porque probablemente al principio cometa errores en el cumplimiento de esas responsabilidades.

La responsabilidad de los padres hacia los hijos radica principalmente en poner reglas claras y firmes; además, tenemos la obligación de explicar cuáles son las consecuencias por transgredirlas y no cumplirlas.

La ¡terapias paternalistas!, los sermones y las advertencias solo demuestran la incapacidad para ejercer tu autoridad e invitan tu hij@ a que te mienta, o te ignore.

Te será muy difícil hablar de reglas, orden y valores en la familia cuando reina el desorden y la falta de respeto en ella. Es necesario transformar los modelos de autoritarismo en figuras de autoridad; la actitud individualista de hacer lo que a cada uno le parezca solo trae soledad y angustias; no podemos quedarnos en el lugar de criticar permanente a nuestr@s hij@s.

En la vida todo tiene un límite, un cauce, algo que contiene y sostiene. En los adolescentes, este sostén lo proporcionan los padres. Comprender que la puesta de límites es algo necesario e imprescindible para la autoestima de los hijos. Junto con el amor incondicional se deben dar un sinnúmero de condiciones que permitan a ese ser humano desarrollar una personalidad madura y responsable.

El hombre no nace dándose cuenta de su propia existencia, sino lo va haciendo a medida que madura psicológicamente. El hecho de que la vida de cada uno de nosotros sea nuestra, nos hace responsables de ella, de la forma en que la conducimos de acuerdo con las circunstancias.

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