Jesús, divino Maestro, te adoramos como Palabra encarnada, el enviado del Padre para enseñar a los hombres las verdades que dan la vida. Tú eres la verdad, la luz del mundo, el único Maestro; sólo tú tienes palabras de vida eterna. Te damos gracias por haber encendido en nosotros la luz de la razón y de la fe, y habernos llamado a la luz de la gloria.
Nos adherimos con toda nuestra mente a ti y a la Iglesia; creemos y aceptamos cuanto por su medio nos enseñas. Muéstranos los tesoros de tu sabiduría, danos a conocer al Padre, haznos auténticos discípulos tuyos. Aumenta nuestra fe, para que lleguemos a contemplarte eternamente en el cielo.
Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros.