Jesús, divino Maestro, te adoramos como unigénito de Dios, venido al mundo para dar a los hombres la vida en toda su plenitud. Te damos gracias porque, muriendo en la cruz, nos has merecido la vida, que nos comunicas en el bautismo, y alimentas en la eucaristía y los demás sacramentos. Vive en nosotros, Jesús, por la fuerza del Espíritu Santo, para que te amemos con toda la mente, con todas las fuerzas y todo el corazón, y amemos al prójimo como a nosotros mismos. Aumenta en nosotros el amor para que un día, resucitados a la vida gloriosa, participemos contigo en el gozo de tu reino.
Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros.