Canto:
Un grito de guerra se escucha en la faz de la tierra y
en todo lugar
los prestos guerreros empuñan su espada y se enlistan
para pelear
para eso han sido entrenados defenderán la verdad y no
les será arrebatado el fuego que en su sangre esta.Viva Cristo Rey, Viva Cristo Rey
el grito de guerra que enciende la tierra
Viva Cristo Rey
nuestro soberano Señor
nuestro capitán y campeón
pelear por Él
es todo un honor.
Sabemos que esta batalla no es fácil y muchos se acobardaran
y bajo los dardos de nuestro enemigo perecerán
yo tendré mi espada en alto como la usa mi Señor
a Él nada lo ha derrotado su fuerza es la de Dios.
Introducción
Mañana celebramos la fiesta de Cristo Rey. Es el último domingo del año litúrgico. En los 4 Evangelios hay muchos pasajes que nos hablan del Reino de Dios y de la realeza de Cristo. Los vamos a leer y meditar para conocer qué clase de Rey es Jesús y de qué Reino se trata.
Pero antes queremos preguntaros: ¿QUÉ TE SUGIERE ESTE TÍTULO DE «CRISTO REY»?Basta una corta respuesta sin largas explicaciones….
Textos evangélicos
1 Lucas cuenta lo que el arcángel Gabriel anuncia a María: «Vas a dar a luz un hijo y le llamarás Jesús. Será grande y lo llamarán Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David su antepasado. Reinará para siempre en la casa de Jacob y su reinado no tendrá fin.» (Lc 1,31-33)2 En Mateo encontramos el relato de los Magos venidos de Oriente que al llegar a Jerusalén preguntan al rey Herodes:-¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? porque hemos visto su estrella y venimos a rendirle homenaje. Herodes se pone nervioso…Tiene un rival…y decide matarlo. (Mt 2,1 y ss)3 Marcos nos dice esto: Cuando entregaron a Juan Bautista, llegó Jesús a Galilea y se puso a proclamar la buena Noticia de parte de Dios. Decía: «¡Se ha cumplido el plazo! Está cerca el Reinado de Dios! Enmendaos y creed en esta buena Noticia! (Mc 1,14)

UN MOMENTO DE SILENCIO

CANTEMOS
Viva Cristo Rey, Viva Cristo Rey
el grito de guerra que enciende la tierra
Viva Cristo Rey
nuestro soberano Señor
nuestro capitán y campeón
pelear por Él
es todo un honor.

No conocemos mayor alegría no existe más honroso afán
que con mis hermanos estar en la línea y juntos la vida
entregar
a Él que merece la gloria y nos recluto por amor
ante Él las rodillas se doblan y se postra el corazón.

Viva Cristo Rey, Viva Cristo Rey
el grito de guerra que enciende la tierra
Viva Cristo Rey
nuestro soberano Señor
nuestro capitán y campeón
pelear por Él
es todo un honor. (2)

4 Juan nos cuenta en su evangelio el encuentro de Jesús con Natanael: Jesús llamó a Felipe y éste
se fue a buscar a Natanael.
F.-¡Oye! ¡Hemos encontrado al Mesías! a Jesús de Nazaret!
N.-¿De Nazaret puede salir algo bueno?
F.-¡Ven a verlo!
Al verlo venir Jesús comentó: -¡Mirad! un auténtico israelita en quien no hay falsedad!
N.- ¿De qué me conoces tu?
J.- Te vi debajo de la higuera antes de que te llamara Felipe
N.-¡Oh Maestro! tu eres el Hijo de Dios! Tu eres el Rey de Israel!
J.- ¿Te asombras por lo que te he dicho? Mayores cosas verás. Sí, os lo aseguro: Veréis el cielo abierto y los ángeles subir y bajar sobre el Hijo del Hombre. (Jn 1,43-51)

Comentario
Natanael se rinde ante Jesús y le confiesa Hijo de Dios y Rey de Israel pero piensa, como los demás discípulos, en un caudillo temporal. Todavía no le ha llegado el momento de entender la verdadera realeza de Jesús.

La respuesta de Jesús alude a aquella visión que tuvo Jacob, de ángeles que subían y bajaban por una escala que llegaba hasta el cielo. Esto significa que por medio de Jesús estamos comunicados con Dios permanentemente.
7 Jesús obra lo que dice. Una vez dio de comer a una multitud que le seguía…Nos lo cuenta Juan: «Cuando la gente vio que con cinco panes y dos peces había alimentado a tantos, decían:-¡Éste es el profeta que tenía que venir al mundo! Entonces Jesús, dándose cuenta que iban a llevárselo por la fuerza para hacerle rey se escapó al monte Él solo». (Jn 6,14- 15)

12 Juan nos cuenta el diálogo que mantuvieron Pilato y Jesús: » Llevan a Jesús ante el gobernador romano y éste le pregunta:
Pilato:- ¿Eres tu el rey de los judíos?
Jesús:- ¿Eso lo dices como cosa tuya o te lo han dicho otros?
P.- tu nación te ha entregado a mi ¿Qué has hecho?
J.- Mi realeza no es de este mundo porque si fuera de este mundo mis guardias me hubieran defendido; pero mi Reino no es de acá.
P.- ¿Luego tú eres rey?
J.- Tú lo dices, yo soy rey. Para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz.
P.- ¿Y qué es la verdad? Y ahí se acabó la conversación porque eso de «la verdad» se ve que le tenía sin cuidado a Pilato. Sin embargo piensa que Jesús es inocente y trata de salvarlo. Lo saca afuera y lo presenta como rey al pueblo comparándolo con un bandido: Barrabás.
P.- ¿queréis que os suelte al rey de los judíos? y el pueblo responde:
-¡NO!! ¡Suelta a Barrabás!
Entonces (¡mirad qué incongruencia!) Pilato manda azotar a Jesús…¿Pero no le querías salvar? pues ¿por qué le azotas ahora? Los soldados le tratan como a rey de burla. En su cabeza clavan una corona de espinas, sobre sus hombros le ponen una tela roja y en su mano una caña como
cetro. Le escupen, le golpean, le insultan:-¡Salve rey de los judíos! Y así, con esa pinta sale el pobre Jesús al balcón de Pilato.
P.-¡Mirad al hombre! Pero los dirigentes judíos, a gritos piden:
Judíos:- ¡Crucifícale!!¡Crucifícale!!
P.-¿A vuestro rey tengo que crucificar?
J.- ¡No tenemos otro rey que al Cesar! Pilato entonces, cede y se lo entrega. (Jn 18,33 y ss)
13 Lucas nos cuenta cómo un ladrón creyó en el Reino de Dios.
Estando Jesús en la cruz, los soldados se burlaban de él:
-Si tu eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!
Además tenía puesto un letrero: «Este es el Rey de los judíos». A su lado dos ajusticiados; uno también le insulta pero el otro se lo reprocha:
– Tu sufriendo la misma pena ¿No temes a Dios? Además nosotros nos la merecemos pero éste ¿Qué mal ha hecho?
Y volviéndose a Jesús le dice:
-Jesús, ¡Acuérdate de mí cuando estés en tu Reino!
Jesús le responde: Te lo prometo, hoy estarás conmigo en el Paraíso. (Lc 23,36-43)

COMPARTAMOS:
¿Qué clase de Rey es Jesús? y ¿cuáles son los valores de su Reino?

CANTEMOS
Anunciaremos tu Reino Señor
tu Reino de Luz, tu Reino de amor.
1
Reino de paz y justicia, Reino de vida y verdad
Reino que habita en nosotros, reino de fraternidad.
2
Reino que sufre violencia, Reino que no es de este mundo
Reino que ya ha comenzado, Reino que no tendrá fin.

Hemos repasado algunos textos de los 4 evangelios que hacen referencia al Reino de Dios y a la persona de Jesús como Rey del universo. Seguramente hemos entendido de qué Reino se trata, sus valores, y qué clase de Rey es Jesús.
¿Podemos compartirlo? ¿Podemos decir que Jesús, el Cristo, es nuestro Rey y el Señor de nuestras vidas? ¿Por qué? ¿Cómo lo vivimos?

OREMOS JUNTOS:
Jesús, quiero que seas el Rey y el Señor de mi vida. Te ofrezco todo lo que soy y tengo. Haz de mi lo que quieras. Que tu Espíritu Santo sea el que gobierne mi vida. Tu doctrina el camino que me lleve a ti. Tu Evangelio, la Buena Nueva que dé alegría y sentido a mi vida. Sé tú solo mi Rey y Pastor. Tú estás siempre conmigo; me ayudas, me fortaleces, me das ánimo y esperanza. No me dejarás nunca. Yo confío en ti, Señor, me abandono a Ti y te amo sobre todas las cosas. Gracias Jesús por aceptarme en tu Reino.

CANTEMOS JUNTOS

Tu Reino es vida, tu Reino es verdad;
tu Reino es justicia, tu Reino es paz;
tu Reino es gracia, tu Reino es amor;
venga a nosotros tu Reino, Señor;
venga a nosotros tu Reino, Señor.

Dios mío, da tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Para que rija a tu pueblo con justicia,
a los humildes con rectitud.

Que dure tanto como el sol,
como la luna de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como rocío que empapa la tierra.
Que en sus días florezcan la justicia
y la paz hasta que falte la luna.

Librará al pobre que suplica,
al afligido que no tiene protección;
se apiadará del humilde e indigente
y salvará la vida de los pobres;
salvará de la violencia sus vidas,
pues su sangre es preciosa ante sus ojos.

Que su nombre sea eterno,
que su fama dure como el sol;
que sea bendición para los pueblos,
que las naciones lo proclamen dichoso.
Bendito eternamente su nombre,
que su gloria llene la tierra.

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