Glorioso Apóstol de Jesús, San Judas Tadeo, mi poderoso Protector y abogado, heme aquí postrado a vuestros pies para exponeros mis necesidades espirituales y temporales.
Dignaos arrojar vuestra mirada de bondad sobre mi atribulado corazón y experimente mi alma los sentimientos de vuestra ternura y misericordia, y favorecido por las gracias que prodigáis a vuestros devotos en las horas de dolor, obtenga de vuestra piedad, ayuda y protección en la presente necesidad…
Deposito toda mi confianza en vuestro poder.
Consoladme y libradme de tantas penas como sufro.
Haced que me resigne siempre a la voluntad de Dios; no me queje nunca de la tribulación y corresponda con más fidelidad al amor de mi dulcísimo Jesús.
Amén