Si la educación de los hijos fuera una película, podría decirse que el padre se convierte en el principal protagonista al llegar al nudo de la trama: la adolescencia. Los hijos tienden a hacerle más caso, especialmente los varones.

Los cambios de esta época desorientan y confunden a los adolescentes, por lo que necesitan un apoyo firme y seguro. Esto es justo lo que ven en la figura del padre.

Sin embargo, como toda madre sabe, también la presencia materna en estos años sigue siendo fundamental…, lo único es que quizá sea menos. La educación de los hijos es algo que se hace entre la madre y el padre, entre lo masculino y lo femenino. La falta de un modelo u otro implica un desequilibrio.

El seno de la familia es un lugar que necesita de la presencia y la sensibilidad del hombre y de su forma de ser masculina. Todo niño necesita de esta presencia, una presencia diferente, que no envuelve como la madre, sino que enseña, que abre horizontes. Y al llegar la adolescencia, el papel del padre resulta clave.

El baile de las influencias de los padres en los hijos

La influencia del padre en la educación

Según un estudio de Juan García Gómez, pedagogo y orientador familiar de Delphos-Cofa, la influencia del padre, en el proceso evolutivo de los hijos, Sigue una tendencia desigual.

– Durante la gestación y los 18 primeros meses, su influencia es casi nula, mientras que la de la madre se eleva hasta casi un ciento por ciento.

– Entre los tres y los doce años, la influencia del padre crece de un 20 a un 40 por ciento.

– La adolescencia es un periodo crítico y convulso y la situación da un vuelco: es el padre el que influye en casi un ciento por ciento… Hasta que no pase este periodo, no se equipararán la influencia de ambos progenitores. llamativa.

Atención, padres: llega el momento de influir en los hijos

¡Atención a los padres! Llega el momento de influir decisivamente y de ejercer la autoridad. Esto requiere actitudes positivas en el padre, que no se limitan a prohibir, corregir o sermonear siempre. Es mejor hablar a los hijos con serenidad, respeto y tacto; hacerles preguntas que les interesen y les hagan pensar; escucharles e intentar comprender sus puntos de vista; dar explicaciones de las normas y prohibiciones; alabar las buenas conductas…

 

La adolescencia es un periodo de preparación para la juventud, la madurez y la vida adulta. Y estos son temas importantes que debe tener en la cabeza el padre.  Importa más el tipo de amigos que tiene que si se viste con vaqueros rotos… El responsabilizarse de los estudios más que si pone la música un «poco» alta…

La autoridad del padre

La presencia estable de una autoridad masculina en casa es necesaria para controlar los excesos y para enseñar a los hijos el autocontrol, especialmente durante la adolescencia. Si la autoridad del varón adulto desaparece, falla el proceso de socialización y la vida de los chicos puede volverse caótica. Algo así como la descripción que el novelista William Golding hace en El señor de las moscas del proceso de desintegración de un grupo de chicos al que falta la autoridad del adulto.

La presencia del padre-marido, como aquel que tiene la responsabilidad de conseguir lo necesario para que la familia pueda vivir, es importante porque ofrece un modelo con el que se identifica el joven. Sin esa aspiración, se deteriora su empeño en la educación y en el trabajo. Hay que tener en cuenta que si un joven no se identifica con esa figura, otros modelos vendrán a ocupar ese vacío, con grandes probabilidades de que sean modelos no precisamente ejemplares, como el jefe de la pandilla, etc. Se constata también que cuando ese varón no se ve ya a sí mismo en su papel de apoyo y protección de la mujer, cambian también la naturaleza de las relaciones sexuales, que se convierten en algo, cuando menos, egoísta.

Hambre del padre: un deseo profundo en las hijas

El hambre del padre es un deseo profundo y persistente de conectar emocionalmente con el padre, experimentado por todos los niños. Cuando esta necesidad es satisfecha, los niños suelen crecer confiados, seguros, fuertes y agradables. A menudo, sin embargo, esta necesidad no se satisface y la necesidad de lazos con el padre crece. Para las chicas, esto puede transformarse en conflictos con la comida, el peso y la imagen.

En tiempos recientes, ha sido frecuente minusvalorar el papel del padre con respecto a las hijas. Pero el padre es el modelo masculino para la mayoría de las chicas, y la ausencia de relación emocional con el mismo se puede traducir en una desconfianza hacia sus posibilidades de relación con los hombres.

Si eres padre…

  1. Te ha tocado; es decir, al llegar la adolescencia tienes que asumir un papel más activo, en el que deberás apoyarte mucho en tu mujer si quieres que tenga un buen resultado.
  2. Habrá que entrar en los diversos temas conflictivos de esta etapa. Siempre hay que hablar, y quien tiene que hacerlo eres tú.
  3. Aprovecha alguna circunstancia para irte con tu hijo o hija, a solas, de viaje, de excursión, de pesca… Pocos adolescentes pueden decir: «Este fin de semana lo he pasado entero con mi padre».
  4. Tenéis que actuar ambos en común, charlando con frecuencia sobre el hijo o la hija adolescente para compartir esas intuiciones y experiencias. Poneos de acuerdo para actuar en común y para reforzaros uno a otro, cada uno en el nuevo papel que ha asumido.

Durante esta etapa, el padre tiene todo un abanico de responsabilidades. Idealmente, el padre comprometido intenta pasar momentos a solas con sus hijos e hijas adolescentes, es decir, sin el resto de la familia. Se interesa por hacer cosas juntos, por hablar y escucharlos, por compartir sus opiniones con ellos y apoyarlos en sus intentos de ser adultos. También conviene hacerles participar en las decisiones familiares y otorgarles (a veces a la fuerza) tanta responsabilidad como puedan asumir sin que por ello sientan que se les deja a la deriva.

Ignacio Iturbe

 

Más información en el libro: Corazón de padre, de Osvaldo Poli.

 

Fuente: HACER FAMILIA

 

 

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