La organización internacional Save the Children, capítulo México, ha abierto una profunda llaga en el corazón del país que ayer, 30 de abril, “celebró” el “Día del Niño”: dos millones de menores de edad trabajan –cosa que está prohibida—en distintas labores de adultos, especialmente en labores agrícolas.

Son niños de entre 5 y 17 años de edad, que deberían estar en la escuela, pero que por las condiciones de pobreza y abandono que viven sus familias, tiene que apoyarlas o, simplemente, tienen que valerse por sí mismos.

Leyes que no se cumplen

La cifra “negra”, es decir, los que no se conoce que trabajan, pero que lo hacen en los oficios más diversos, en la calle, en los mercados públicos, incluso en los prostíbulos, podría elevarse, según Save the Children, hasta cuatro millones de menores.

Esos cuatro millones de niños –los dos millones que se conoce en este momento que trabajan y los que se presume que lo hacen de forma clandestina– representan 10 por ciento del total de la población infantil de México.

Como sucede en muchas ocasiones en el país, las normas y leyes aprobadas por los diputados y senadores son de vanguardia internacional. Así la Ley de Protección a la Infancia de 2015, que establece la edad mínima de 18 años para el trabajo agrícola.

Pero –también como sucede muy a menudo en México—ante las condiciones de pobreza y explotación en que vive la mitad de la población, hace de estas leyes letra muerta. Puede más la necesidad. Y la voracidad.

¿Por qué tiene “éxito” el mal?

Y aunque todavía las estadísticas no son tan claras, pues de los 5 mil niños y niñas encerrados en centros de detención para adultos solamente 300 son por participación en las bandas de narcotraficantes, lo cierto es que esta situación se ha convertido en un caldo de pobreza y exclusión se ha convertido en un caldo de cultivo propicio para “enganchar” a los menores en actividades ilícitas.

En 2014, el estudio Pobreza y Derechos Sociales de Niñas, Niños y Adolescentes en México señaló que de un total de 40 millones de niños mexicanos de 0 a 17 años de edad, 21.4 millones viven en la pobreza, y de ellos, 4.6 millones viven en la pobreza extrema.

El “éxito” tanto del crimen como de la voracidad de los explotadores está medido, justamente, por esta condición de enorme vulnerabilidad de la infancia en México. De hecho, según la organización civil Cauce Ciudadano, el “éxito” de los que “enganchan” a los menores en organizaciones criminales proviene de que éstas les proporcionan dos factores que no encuentran ni en su medio ni en su ciudad: “trabajo y reconocimiento”.

 

Fuente: ALETEIA

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