“Corazón Sacratísimo de Jesús, yo… íntimamente agradecida por haberte dignado escogerme para cooperadora tuya en la nobilísima obra de la conversión de los pecadores, que tanto interesa a tu corazón, vengo en este solemne día, llena de regocijo, a ofrecerme toda a Ti. Tuyos son los sentidos de mi cuerpo, tuyas las potencias de mi alma, tuyas mis fuerzas, mi salud, mi trabajo, mis sacrificios, tuya mi vida, tuyo mi ser. Después de esta completa oblación, no podré en adelante ni pensar siquiera que me pertenezco, sino que me consideraré siempre como posesión tuya, como tu instrumento del que te valdrás, por gran dicha mía, como quieras, para la conversión y la santificación de todos.

Bien sé, ¡Oh Sagrado Corazón! cuán ofendido eres en el mundo por los que no quieren conocerte y por los que, conociéndote, te olvidan y, muy extraño sería que, siendo yo tu esposa, no me afligieran los ultrajes que recibes, tanto más, cuanto, que son mis hermanos, los hombres todos, quienes así te ofenden. Por eso me ocuparé en desagraviarte, en reparar por medio de mis oraciones, obras y sacrificios y de cuantos modos pueda, las ofensas que se te hacen.

No quiero, Jesús mío, que esta Consagración sea una vana fórmula que pronuncien mis labios, sino una expresión sincera de los sentimientos de mi corazón. Dígnate Señor, aceptar mi humilde ofrenda y dame tu santa bendición. Amén. N. P. Fundador.

Comparte:

About Author