Jesús, divino Maestro, te adoramos con los ángeles que cantaron el motivo de tu encarnación: «Gloria a Dios y paz a los hombres». Te damos gracias por habernos llamado a compartir tu misión. Enciende en nosotros la llama de tu mismo amor al Padre y a los hombres. Llena de ti todas nuestras facultades; vive en nosotros para que te demos a conocer a través del apostolado de la oración y del sufrimiento, de los medios de comunicación y de la palabra, del ejemplo y de las obras. Envía buenos obreros a tu mies; ilumina a los predicadores, maestros y escritores; infunde en ellos el Espíritu Santo; dispon las mentes y los corazones para que lo acojan.

 Ven, Maestro y Señor, enseña y reina por medio de María, nuestra madre, maestra y reina.

 

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