Para crear y sacar al máximo el potencial creativo, se sueña. Cuando se quiere inventar algún aparato se sueña, cuando se quiere iniciar un proyecto de vida, antes de planearlo se imagina, en cómo se quiere llevar acabo. Cuando las personas desean casarse se piensa y busca con quien compartir sus sueño.
Mientras ocurre el descanso nocturno se sueña (aunque no siempre se recuerdan los sueños) a veces durante el día las personas se sorprenden soñando, pensativos, con la mirada perdida y distraídos de la actividad del momento. Cuando pequeños se sueña, se imagina cómo jugar, a qué jugar, que inventar. Se piensa que se quiere ser de grandes. Los sueños están en cada momento de la vida de las personas, y son tan importantes que se busca hacerlos realidad.
El soñar está relacionado con las actividades neuronales del proceso cerebral, que pasa por varias etapas donde va incrementándose y disminuyendo la actividad. En la fase del sueño conocido como No REM se da la relajación hasta llegar al punto del descanso total, en esta fase el sueño es lento. Posteriormente viene una etapa más profunda llamada REM, en donde se da la actividad onírica, es decir donde se sueña. A medida que pasa el tiempo nocturno cambian los procesos biológicos, disminución del tono muscular, seda una activación similar de las otras actividades como en el proceso diurno.
En ocasiones se recuerdan los sueños, sobre todo cuando estos han sido muy significativos, en otros momentos al estar soñando se vienen a la mente ideas de cómo resolver alguna problemática de trabajo de la vida ordinaria, en otros momentos los sueños no suelen ser agradables, sobre todo cuando la persona se encuentra en una situación de tensión. Sin embargo soñamos ya sea en el descanso o durante el día, y muchos de esos sueños son motivadores para el ser humano.
Las primeras etapas de la vida son relevantes en el camino hacia la construcción de sueños, ilusiones, que se van convirtiendo en ideales, proyectos que se busca seguir y hacer realidad.
Construir sueños en etapas tempranas, es permitir que el niño sea un creador, que utilice su imaginación, que no se le coarte su capacidad creadora con los medios modernos de hoy en día, que pueden ser trabas en procesar su pensamiento. Dejar que el niño creé sueños es apoyarle en su iniciativa de soñar, no juzgarle, ni burlarse de él o considerarle un tonto. Es ayudarle a mantener el equilibrio en el uso de la tecnología, invitándolo a explorar, ser dinámico y explotar su capacidad creadora por medio del juego, del aprendizaje.
Para la realización de los sueños se tiene el coraje, la fuerza de voluntad y se buscan los medios por imposible que estos parezcan, para llevarlos a cabo. Es explotar el máximo potencial del ser humano para ejecutar aquello que le motiva, que le alienta y le provoca satisfacción. Es el llevar a la realidad los pensamientos mediante la acción, es el plasmar la imaginación en realidades visibles. Los sueños no son simplemente pasividad, distracción, inactividad, descanso. Los sueños van más allá cuando se produce lo que la mente imagino.
Todas las personas sueñan, y se puede enumerar a grandes personajes de la ciencia, del arte, de la vida común, que en un momento de su vida soñaron, pero no solamente se quedaron ahí, sino que buscaron la forma de trasmitir y realizar sus sueños. Desde la antigüedad en la historia, recordando a José el Soñador, que se veía en un palacio rodeado de gente y más tarde a si sucedió.
Muchas de las realidades de hoy en día en los diferentes campos, de la ciencia, del saber, del arte etc. tuvieron un inicio en la mente de alguien, y más tarde se construyeron esas ideas. Por eso es importante que se dé a los niños el espacio para echar andar su imaginación, que se fomente en ellos la capacidad creadora. Los adultos deben ser constructores de sueños de las generaciones nuevas.
Lic. Emma Monjaraz Anguiano