Se escucha con frecuencia en como los padres o los adultos corrigen a los niños, obvio con la intención de educarlos y hacer que crezcan en un ambiente que provea de estímulos para su óptimo desarrollo. Sin embargo a veces las palabras son vanas; el  niño es tan permeable a recibir toda aquella información del exterior, aunque sea pequeño el percibe e identifica el actuar de los padres, y mucho más que las palabras, es el ejemplo que habla por sí mismo.

Educar con el ejemplo, es la congruencia entre el corregir y el actuar. Los padres establecen los cimientos para que cuando crezca el niño sea capaz de vivir la vida de la mejor manera. En la que desarrolle sus potencialidades, afronte y resuelva los problemas. Educar con el ejemplo es enseñarle al niño que hacer o no hacer en determinadas circunstancias. Es mostrarle al pequeño ser amable, siendo amable con él, manifestarle lo que es el amor, queriéndolo no en cumplir caprichos, sino siendo responsables con él. Es inculcarle el amor a la naturaleza desde la limpieza del propio hogar, el cuidado con el agua, el depositar la basura en su lugar. En estos sencillos ejemplos el niño encuentra una gran enseñanza que por más que se le diga en la escuela, o los padres le inculquen, viene a ser vano si con las acciones se hace otra cosa. Es cuando el niño observa que papá toma, pelea, y puede él manifestar conductas agresivas en la escuela o con los pares. El ejemplo dice más que mil palabras.

La congruencia entre el corregir y el actuar, es la relación en lo que se es como padre, adulto, maestro y lo que se busca que el niño aprenda o se espera de él. El niño que por su edad e inexperiencia se encuentra en una etapa de aprendizaje recibe de lo más cercano que son sus padres, sus primeros aprendizajes. Debe buscarse la mejor manera para que el niño pueda asumir esas enseñanzas, teniendo presente que un niño no posee la capacidad del adulto, y a la vez tener presente los siguientes aspectos:

  • Amor incondicional de padres a hijos.
  • Que se busca en cuanto a su proceso educativo.
  • Qué tipo de hijos se desea formar.
  • Identificar el carácter y temperamento de los niños.
  • Ser comprensibles y pacientes con ellos.
  • Ponerse al nivel del niño, sin quitar el rol de educadores.
  • Hablar con lenguaje claro y sencillo.
  • Asegurarse de que ha comprendido indicaciones u órdenes.
  • Como papás ponerse de acuerdo en cuanto a reglas y maneras de educar.
  • Evitar incoherencias en lo que se le pide al menor que realice y lo que como adultos se actúa.
  • Establecer un dialogo de acercamiento, para que el niño tenga espacio de expresar sus propias inquietudes.
  • Nunca tomar como una amenaza o falta de respeto, cuando un niño expresa lo que a él se le corrige y los padres hacen. Llevarlo como un cuestionamiento o parte reflexiva para cambiar y trabajar en esos errores.

Recordar que los hijos son el reflejo de los propios padres, por ello educar con el ejemplo se aprende  más que lo que solo se dice verbalmente.

Emma Monjaraz Anguiano

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