La abrumadora situación de la sociedad actual, implica que el ser humano se encuentre inmerso en un sin fin de actividades olvidándose de sí mismo. Ello y algunas otros aspectos como: problemáticas personales y situaciones complicadas hacen que el estado anímico baje y se empiece a perder el sentido de vida.

¿Pero qué es el sentido de vida?, ¿Por qué se va perdiendo?, ¿Qué le sucede a las personas cuándo no encuentran el sentido de su vida? El hombre camina por la vida, la recorre, la vive de muchas maneras en las que él se siente a gusto consigo mismo, con lo que realiza y continuamente esta en búsqueda de aquellas acciones que le proporcionen mayor satisfacción y le hagan  mejorar su calidad de vida.

Muchas veces en este caminar se va pasando por diferentes circunstancias; no todo es perfecto, se presentan vicisitudes e incluso sufrimientos. Consecuencia de ello puede ser la rutina, hacer las cosas porque se tienen que hacer, es decir por mera obligación, otra son las manifestaciones físicas del organismo, como: malestares, dolores, falta de apetito, diferentes síntomas expresados en el cuerpo, por otra parte se encuentran las manifestaciones psíquico-emocionales como; desánimo, melancolía, tristeza, desesperanza, ansiedad, e incluso la depresión que puede ser severa según sus expresiones.

¿Qué nos dicen estos indicadores? Probablemente algo está pasando en el interior del hombre, por tal motivo se ve menguada su capacidad de rendimiento tanto en la vida laboral, en el hogar y su organismo encuentra la forma de decir: ¡alto!, ¡atiéndeme, te necesito!. La persona para no prestar atención o querer encontrarse consigo mismo, se envuelve en un sin fin de actividades, sin darse cuenta que ese algo que le está sucediendo “es la falta de sentido”, ello se traduce en una neurosis existencial.

La neurosis existencial se refiere a enfermedades caracterizadas por alteraciones relacionadas a la pérdida de sentido de las personas, asociada a la pérdida de valores. La persona que cae en estas situaciones, no encuentra ese algo que le motive, le dé fuerza y valor para continuar esforzándose, cae en un vacío existencial. El sentido de vida, es aquella acción, fuerza interior que motiva a realizar aquello que se tenga que hacer no por el deber de hacerlo, sino por el entusiasmo y amor a lo que se lleva acabo.

El sentido de vida, es el aprecio, valoración a la propia vida, es la fuerza interna que es capaz de luchar contra corriente y salir adelante aún en situaciones de sufrimiento y dolor. No es renegar del dolor, o por el contrario una actitud masoquista ante el sufrimiento. Es el equilibrio, la serenidad en eso que daña, en la crisis, pero que saca provecho y le ayuda a crecer. Es la búsqueda de un propósito y un fin. El sentido de vida es amplio; es el ver más allá de la propia vida del mundo que rodea, es darse ese espacio para estar consigo mismo,  interiorizar con el yo y realizar las preguntas existenciales: ¿Qué sentido tiene mi vida?, ¿Cuál es la finalidad de mi existencia?, ¿A dónde voy?.

Es en esta práctica reflexiva buscar la respuesta a eso que está faltando, es analizar, razonar y motivar la vida, ver alrededor todo lo que la naturaleza proporciona para vivir, es inyectar el alma de espíritu que reanima y busca nuevos valores, para superar esta etapa. El ser se pierde en el mundo, en esta era de la postmodernidad, acumulando cosas, títulos, quizá envolviéndose en una cultura hedonista, (placer) llena de egoísmo, pero tristemente olvidándose de sí mismo.

Buscar el sentido de la vida es rescatar la esencia del ser, es recuperar la humanidad, es valorar la propia vida y aquello, de la cual depende. Es encontrarse con Dios y de ahí mover la existencia.

 

 Lic. Emma Monjaraz Anguiano

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