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Llegué a Japón en marzo de 1984, aquí en este país nuestro apostolado consiste en un kínder, evangelización y atención a jóvenes universitarias.

El porcentaje de católicos en Japón es de .01% y aun cuando la gente tienen raíces en el budismo y en el shintoismo me han tocado al cabo de estos años un sinnúmero de japoneses que piden el bautismo.

Con el tsunami y los reactores nucleares, embajadas y empresas están ayudando a que los extranjeros salgan de la isla, pero los católicos hemos optado por quedarnos con el pueblo que sufre, y lo hemos tomado con fe, los obispos japoneses nos han pedido ir en ayuda de todos los que sufren, incluso de los cientos de cuerpos que parecen en la costa… sentimos el abrazo de toda la Iglesia universal.

Los noticiarios comunican el drama, la desesperación y generar pánico mundial, pero esta es una oportunidad para todos los cristianos para anunciar al verdadero Dios. Nuestra congregación fue fundada por la Sierva de Dios Madre María Inés Teresa Arias y llegamos a Japón hace 50 años por el llamado de Ad Gentes que hiciera el Papa Juan XXIII. También estamos en India, México, Sierra Leona. España, argentina, Rusia, Italia, Costa Rica, EU, Indonesia, Corea, Nigeria e Irlanda… como nos decía nuestra madre fundadora “Que todos te conozcan y te amen”.

Mis queridos Papás y Hermanos estamos viviendo momentos muy difíciles… sigue temblando. Es por eso que ahora nos salva el barco del Amor de Dios. Saber que Dios y su Madre Santísima de Guadalupe están con nosotros. Saber que si nos van a llamar estamos en sus manos, y querer entregarnos todas en sus manos Divinas.

Les gustaría decir que no es que no los quiera, los quiero muchísimo y que no puedo decir que no me gustaría estar con ustedes… Precisamente porque los quiero muchísimo… a cada ustedes junto con sus Queridas Familias… sé que mi lugar es estar en donde estoy… en el tiempo tan maravilloso que me ha dado esta misión como en esta a prueba que se nos presenta.

Le ofrezco al Buen Dios, a Nuestro Señor esta vida que me ha regalado para poder servirlo y servir a mis Hermanos… Le ofrezco los momentos que ahora nos hacen sentir una incertidumbre que parece no acabar, le ofrezco toda la inseguridad que se vive…

También lo quiero ofrecer por todos mis hermanos japoneses que ya murieron, tantos, tantos… y por tanta gente que está pasando un momento muy difícil en los refugios, muchos sin familias… y les aseguro que la mayor parte de ellos no conocen a Dios, así es que sufren sin esperanza.

Si en esta prueba estamos en la lista de los que nos va a llamar nuestro Señor… sabemos que vamos a dar a sus brazos Paternales y que nos espera, en su misericordia nos recibirá.

Ahora sí que ayúdenme a darlo todo como a mí se me ha dado todo… ayúdenme a fortalecer la fe, a creer con toda esperanza, creer… me saboreo las palabras de san Pablo… ni la espada, ni la muerte, ni la persecución me podrán apartar del amor de CRISTO.

En un momento de oración sentí que necesitaba comunicarles mi sentir. De verdad con mucho amor y agradecimiento porque sé que están dentro de mí viviendo cada momento.

María de los Ángeles

Misionera clarisa del Santísimo Sacramento

Desde el archipiélago japonés

 

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