
María, discípula silenciosa, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón
María, discípula silenciosa, meditaba todo en su corazón, guardándolas y creciendo en sabiduría: es lo que ella hizo con humildad
María, discípula silenciosa, meditaba todo en su corazón, guardándolas y creciendo en sabiduría: es lo que ella hizo con humildad
Desde la ventana del Palacio Apostólico, el Papa Francisco ha dirigido el primer rezo del Ángelus de este año 2020 con los fieles congregados en la Plaza de San Pedro. Finalizó esta alocución diciendo: “A todos, creyentes y no creyentes, les deseo que jamás dejen de esperar un mundo de paz, que construyan juntos día a día”.
El Papa Francisco presidió en la basílica de San Pedro la Misa del Gallo para celebrar el nacimiento de Cristo y lo primero que quiso recordar es que “se ha manifestado la gracia de Dios”.
Entre las obras de misericordia, se nos pide visitar a los enfermos y a los presos. Ambos tipos de personas tienen males en común: la soledad, las horas vacías, el sufrimiento, la desesperanza, el aburrimiento.
El Papa Francisco ha comentado este jueves en la misa matinal en la casa Santa Marta dos escenas de la liturgia que hablan del poder de Dios para hacer brotar el bien y la vida donde otros sólo ven esterilidad.
En un mundo amenazado por la guerra nuclear, vivir el mensaje de María es una necesidad, así como lo era para los sacerdotes sobrevivientes.
“Su hija viene muy mal, se puede morir”. Estas son las palabras que la doctora dijo a Paco y a Maga en la clínica de salud de la Cruz Verde, en Guadalajara, a la que llegaron con su pequeña Alejandra, de dos años y 10 meses de edad. Una hora antes había sufrido un fuerte golpe en la cabeza.
Cada vez que pasaba un sacerdote llevando el Viático a alguien, rezaba un Ave María rogando a la Santísima Virgen la gracia de no morir sin confesarme y recibir la Sagrada Eucaristía en el último momento de mi vida.
El Papa Francisco, en el habitual rezo del Ángelus de cada domingo desde la ventana del Palacio Apostólico, ha comentado este 8 de diciembre el ejemplo de María, la Inmaculada Concepción, que nos puede ayudar «a hacer de toda nuestra vida un sí a Dios, un sí hecho de adoración a Él y de gestos cotidianos de amor y de servicio”.
Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!