Lunes

¡Oh Corazón Eucarístico de mi Dios, presente en las especies sacramentales yo te adoro! Movida de amor al considerar el beneficio infinito de la Eucaristía y penetrada de dolor por mis ingratitudes, me humillo  en el abismo de mi miseria que yo abandono al abismo más insondable todavía de tus misericordias. Me has escogido desde mi juventud, no te has desdeñado de mis flaquezas y, al descender a mi corazón, has venido a convidarme a  devolverte amor por amor, dándome la paz y la felicidad; y yo, Jesús Dueño mío, por haberte sido infiel todo lo perdí. He dejado a mi espíritu vivir lejos de Ti; mi corazón se ha entibiado, seguí mis malas inclinaciones olvidándome de Ti. Querías Tú ser mi guía, mi consejero, el guardián de mi vida, y yo, dejando a las pasiones extinguir este suave atractivo, te he perdido de vista.  En los dolores saludables de la prueba, en la alegría de las consolaciones, en mis dudas y necesidades, en vez de acudir a Ti, te he olvidado para ir en pos de las criaturas.

En los Sagrarios donde no eres visitado y donde tu amor siempre nos espera; en las Iglesias donde recibes irreverencias; en los corazones indiferentes y sacrílegos y en mi propio y culpable corazón, aún al recibirte y después de haberte recibido, Jesús mío no te he hecho compañía.

¡Oh Corazón Eucarístico de mi Salvador! Delicias de mi Primera Comunión y de los días de mi mayor fervor, quiero convertirme a Ti. Vuélvete a mí, Señor; cautívame de nuevo con los lazos de tu amor, perdóname una vez mas, que todo lo expiaré yo a fuerza de amor. Escucha las humildes súplicas que te presentamos:

-Por todo lo que hemos dejado de hacer, por huir del sacrificio, buscando sólo el provecho propio,

R/. ¡Piedad, Señor, perdón!

-Por nuestra falta de valor para actuar por convicciones y por dejarnos arrastrar por la costumbre y la rutina,

-Por creernos suficientes y olvidar que colaboramos contigo y por tantos hermanos nuestros que viven sin acordarse de Ti,

-Por exigir a otros el cumplimiento de lo que fácilmente nos perdonamos a nosotras mismas,

-Por las veces que nos hemos negado a reconocer nuestros errores y por todas las incoherencias que cometemos.

Corazón Eucarístico de Jesús, haz que no nos cansemos de amarte, de ofrecerte nuestras penas, alegrías y toda nuestra vida, en REPARACIÓN de nuestras ofensas. Cautívanos con la suave fuerza de tu gracia y válete de cada una de tus Hijas para extender tu Reino de paz, justicia y amor. Tú que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Martes

¡Divino Corazón de Jesús! Corazón mil veces ofrecido en sacrificio, Corazón Víctima, Corazón real y  magnífico para el cual nuestra ingratitud, muchas veces, sólo tiene indiferencia y desprecio. Permítenos venir este día a pedirte misericordia. Queremos desagraviarte por las blasfemias, por las profanaciones de los sacramentos y del día de fiesta que te está consagrado; queremos desagraviarte por las irreverencias que cometemos en tu Templo. Queremos así mismo  desagraviarte por nuestra cobardía que tantas veces nos aleja de Ti y finalmente, por todos los crímenes que se cometen contra el Cristo vivo:

-Por tantas vidas que siega la guerra, por las luchas fratricidas que siembran odios, esclavitud y muerte,

R/. ¡Perdón y misericordia, Corazón de Jesús!

-Por el vicio que mina el hogar, por los esposos que están desunidos y por los hijos que no les permiten nacer, Por los niños que son maltratados y por tantos que carecen de hogar,

-Por los enfermos y ancianos que sufren dolor, hambre, frío y soledad,

-Por nuestros hermanos que están sin trabajo, por los salarios injustos y por los atropellos a sus legítimos derechos de que son víctimas,

-Por tantos hermanos que para mal comer y medio vestir venden su dignidad humana y hasta sacrifican su honor,

-Por nuestras actitudes injustas, por nuestras divisiones y clasificaciones mezquinas, por nuestra falta de amor hacia los más necesitados,

-Por las burlas y desprecios que recibes en el trato indebido a nuestros hermanos débiles e indefensos,

-Por no reconocerte y auxiliarte según nuestras posibilidades, en nuestros hermanos pobres, enfermos, tristes…

A Ti, Padre Santo, a quien hemos ultrajado, te pedimos gracia para todos los hombres, por tu Hijo que vela en todos los Sagrarios del mundo como Víctima permanente por nuestros pecados. Te ofrecemos sus adoraciones infinitas y su continuo sacrificio; nos presentamos a Ti, cubiertos con su Sangre y ojalá penetrados ardientemente de su amor.

Haz, Señor, que esta Sangre sea aplicada a nuestro favor, que cesen las ofensas, que tu amor se establezca, que reine en los corazones de todos los hombres y que todos reinemos contigo en el cielo. Amén.

Miércoles

Divino Salvador nuestro, cubiertos de confusión, pero confiando en tu inmensa misericordia, nos presentamos a Ti y dirigiendo la vista al sagrario donde estás cautivo por nuestro amor, pártense nuestro corazones de pena al ver  el olvido en que te tenemos tus redimidos, al ver cómo esterilizamos tu Sangre, cómo hacemos infructuoso tu Sacrificio y cómo despreciamos tu amor. Pero ya que con infinita condescendencia nos permites unir nuestros desagravios al tuyo, nuestras lágrimas a las que brotaron por nuestra causa de tus ojos y a la Sangre que vertió tu Divino Corazón, te rogamos, dulce Jesús, por los que no te ruegan; te bendecimos por los que  te maldicen y te adoramos por los que despiadados te ultrajan y, con los valiosos afectos de tu amante corazón y con toda la energía de nuestro ser, deseamos alabarte en todos los lugares de la tierra.

Suban, Señor, hasta Ti, las voces de arrepentimiento y de expiación que salen de nuestros contritos corazones:

-Por nuestros pecados, por los de nuestros padres, hermanos y amigos, por los del mundo entero,

R/. ¡Perdón, Señor, perdón! Se repite cada vez

-Por las infidelidades y sacrilegios, por la violencia, odios y rencores,

-Por los escándalos, los robos e injusticias, por las debilidades, apatías y respetos humanos,

-Por la propagación de sectas y nuestra indiferencia al respecto,

-Por la propaganda pornográfica y la drogadicción que destruye tantas vidas inocentes y esclaviza a niños, jóvenes y adultos,

-Por las violaciones a las leyes de la Iglesia, a sus sanas tradiciones y a las buenas costumbres,

-Por los crímenes de los esposos, por la irresponsabilidad de los padres y por la desobediencia de los hijos,

-Por los atentados cometidos contra el Vicario de Cristo, por las persecuciones contra los Obispos, Sacerdotes  y demás consagrados,

-Por la privación de los derechos humanos a nuestros hermanos perseguidos por defender su fe,

-Por los insultos hechos a tus imágenes, por la profanación de los templos, el abuso a los sacramentos y los ultrajes a los objetos sagrados, -Por las publicaciones insidiosas de la prensa, por las maquinaciones de numerosas sectas ocultas,

-Por los justos que dudan, por los pecadores que resisten a la gracia y por todos los que sufren,

Perdón, y Señor y piedad  para mí, la más necesitada de tu gracia; que la luz de tu mirada no se aparte jamás de nosotras, encadena a la puerta del Sagrario, nuestros inconstantes corazones haznos sentir tu amor divino, para que a la vista de nuestras ingratitudes y rebeldías, sintamos pena, lloremos de contrición y vivamos en tu amor y gracia. Amén.

Jueves

Dulcísimo Jesús Sacramentado, Rey de reyes y Señor de todos los que gobiernan, míranos ante Ti, fijos los ojos en esa Hostia Eucarística, centro de nuestros amores, blanco de nuestras miradas y objeto de nuestras adoraciones, alabanzas y desagravios. Señor, míranos compasivo, otórganos tu misericordia y perdona nuestros pecados que, por ser Tú, infinita bondad, nos pesa una y mil veces  haberlos cometido.

Que la llama de tu amor inflame nuestros corazones, ilumine nuestras  mentes y purifique nuestros labios, para que, en unión de los coros angélicos, cantemos tus alabanzas en desagravio, especialmente, de las blasfemias que contra Ti se infieren en esta Hostia adorable.

Y Tú Virgen Santísima, nuestra Madre Inmaculada, dígnate acompañar este humilde homenaje de nuestra fe y el constante tributo de nuestros corazones para que, en unión tuya, de los ángeles y de los demás espíritus bienaventurados, fervorosamente repitamos:

V/. ¡Hostia pura, Hostia santa, Hostia inmaculada!

R/. Seas por siempre bendita y alabada.

V/. Adoremos y desagraviemos al Señor en todos los Sagrarios del mundo,

R/. Y postrados en espíritu ante ellos, no cesemos en nuestras alabanzas.

V/. ¡Hostia pura, Hostia santa, Hostia inmaculada!

R/. Seas por siempre bendita y alabada.

V/. Oh Sagrada Hostia que eres la puerta del cielo y el cielo mismo está en Ti, aquí estamos atribulados y expuestos a nuestros enemigos, danos fuerza para combatir y auxilio para vencer.

R/. Amén.

V/. Te adoramos Hostia sagrada, Pan vivo, alimento de los ángeles.

R/. Te adoramos Salvador nuestro, en Ti creemos, esperamos en Ti, te amamos sobre todas las cosas: ¡Hostia pura, Hostia Santa, Hostia inmaculada, seas por siempre bendita y alabada!

V/. Oh sagrado Banquete en el cual se recibe a Cristo, se recuerda el memorial de su Pasión, se llena el alma de gracia y se nos da una prenda de la futura gloria. Nos has dado Pan del Cielo,

R/. Que encierra en sí toda delicia.

¡Oh Dios! que bajo este admirable Sacramento nos has dejado un memorial de tu Pasión, concédenos por favor, venerar los sagrados misterios de tu Cuerpo y Sangre, para que sintamos continuamente en nosotros el fruto de la Redención; Señor, que vives y reinas con Dios Padre y con el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Viernes

Divino Salvador Jesús, dirige tu mirada de misericordia a las Hijas de tu Sagrado Corazón que, unidas por un mismo sentimiento de fe, esperanza y amor, viene hoy a pedirte perdón por sus pecados e infidelidades.

Queremos con nuestras sinceras promesas, unidas a los méritos de tu Divino Corazón, obtener misericordia para nosotras y para todos aquellos que no tiene la dicha de conocerte y amarte, por eso te suplicamos:

-Por nuestra ingratitud y desamor para contigo y por el olvido en que te tiene muchos de tus redimidos,

R/. ¡Perdón, Señor, Perdón!

-Por los sacrilegios con que se profana tu sacramento de amor,

-Por las traiciones en que Tú eres adorable Víctima,

-Por  las  injusticias que sufren los pobres, los humildes e  indefensos,

-Por la opresión y violencia que se ejerce en contra de muchos hermanos nuestros  y el asesinato de tantos inocentes,

-Por la corrupción y el mal ejemplo que daña, especialmente a los niños y a los jóvenes,

-Por todas las infidelidades de quienes nos decimos tus amigos,

-Por nuestra tibieza en tu servicio,

-Por nuestras resistencias a tu gracia,

-Por nuestra insensibilidad con los que sufren,

-Por nuestra indiferencia en la difusión de tu Evangelio y por nuestra vida incoherente,

Ayúdanos en nuestra debilidad, Señor Jesús, con la fuerza de tu gracia para que podamos evitar desde ahora, todo aquello que te desagrada y que correspondamos a tu amor con nuestra entrega generosa y comprometida, sirviéndote en nuestros hermanos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Sábado

¡Oh Corazón amabilísimo de mi Salvador!, penetrada del más vivo dolor a la vista de las ofensas que has recibido y recibes aún, todos los días, en el Sacramento del Altar, me postro en tu presencia para desagraviarte de ellas.  ¡Ojalá pudiera yo, con mi veneración y mi respeto, reparar cumplidamente tu honor menospreciado! ¡Ojalá me fuese dado borrar con mis lágrimas, y hasta con mi sangre tantas irreverencias, tantas profanaciones, tantos sacrilegios como se cometen contra Ti! ¡Ojalá pudiera suplir con  llamas de encendido amor la frialdad y criminal indiferencia de tantos malos cristianos! ¡Oh, y cuán bien empleada estaría mi vida si lograse darla por tan digno  motivo! Otórgame, ¡oh Dios mío! El perdón que imploro de Ti para tantos impíos que contra Ti blasfeman, para tantos infieles que te desconocen, para tantos herejes y cismáticos que te deshonran, para tantos católicos ingratos que profanan el misterio de tu amor, y,  finalmente para mí, que con tanta frecuencia te he injuriado.  Cambia mi corazón delincuente y dame otro conforme al tuyo, dame un corazón contrito y humillado, un corazón puro y sin mancha, un corazón del todo consagrado a tu gloria y víctima de tu amor, a fin de que pueda consolar a tu Corazón entristecido por mis ingratitudes.  Sí te lo prometo, Corazón adorable; repararé en lo sucesivo tantas irreverencias y sacrilegios con mi modestia en el templo, con mi solicitud en visitarte, con mi devoción y fervor en recibirte.  Y tú, ¡oh Corazón Inmaculado de María! unido con el Corazón de Jesús en el amor que profesas a los hombres y víctima con el suyo de la ingratitud y malicia del mundo, dígnate aceptar, en desagravio  de los muchos ultrajes que se te han inferido, la ofrenda que te hago de mi dolor y de mi amor.  Si mis culpas son las que han afligido a tu purísimo Corazón, me hallo en la obligación de desagraviarte, y quiero para ello estar animada de los sentimientos de respeto, amor y reconocimiento que te son debidos.  Te ofrezco mis alabanzas, mi dolor, mis pesares.  ¡Ah! ¿por qué no me has dado reparar con los más puros afectos de mi corazón el olvido, la ingratitud, el desprecio y el odio de que ha sido y es todavía objeto tu amabilísimo Corazón?

¡Oh Sagrados Corazones de Jesús y de María! Si mis sentimientos no bastan, los de ustedes son superabundantes.  Les ofrezco, pues esos admirables sentimientos que recíprocamente los animan, en desagravio de todo los que los han  hecho sufrir  mis ingratitudes.  ¡Oh divinos Corazones! Reciban la ofrenda que les hago, perdonen a sus hijos ingratos y bendíganlos en el tiempo y en la eternidad.  Amén.

Domingo

“Corazón de Jesús, abismo profundo de amor que abrazas en tu ternura y misericordia a la humanidad entera: pobres, ricos, justos, pecadores, creyentes e infieles; amplía mi corazón tan pequeño y estrecho, a fin de que en adelante,  ame a todos los que tu amas y no tenga otros límites que los de la caridad cristiana.  Corazón de Jesús, tan generoso en la oblación de Ti mismo, que por nosotros pecadores has derramado tu Sangre hasta la última gota, haz que me avergüence de mi egoísmo; enséñame a darme con largueza, con sencillez y alegría y a mirar el sacrificio como algo natural.

Corazón de Jesús, que has tenido piedad de la multitud hambrienta, que has tenido lágrimas para tu amigo Lázaro, para Jerusalén tu Patria; dame un corazón compasivo que se conmueva ante las miserias humanas, ante el sufrimiento de los débiles, de los necesitados, de los enfermos, de los pecadores, para que se apresure a aliviarlos y les haga presente tu amor.

Corazón de Jesús, que has sufrido con tanta paciencia la traición de Judas, la negación de Pedro, los azotes de los soldados y los tormentos de los verdugos; concédeme la gracia de ser fuerte y apacible ante el sufrimiento y la misma muerte.

Corazón de Jesús, tan bello, tan grande, tan puro, comunícame un poco de tu nobleza, de tu generosidad, de tu pureza, a fin de que, los que me conocen, sean testigos de este feliz cambio y te den gracias y amen más a Aquel que así me habrá santificado”. N. P. Fundador.

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