Una misión es un encargo, trabajo que la persona debe cumplir. La palabra misión proviene del latín missio, relacionada con la práctica de realizar envíos, es decir la facultad del ser humano para realizar alguna tarea.
En la carrera de la vida el hombre ejecuta diversas actividades que le implican tiempo, esfuerzo, gusto o disgusto, y la realización de esas actividades tienen un fin, llegar al culmen de algo. Por ejemplo el niño que va a la primaria y para llegar al momento crucial de esa etapa, debe trabajar, estudiar, hacer las tareas, el niño llega al logro de su acción con resultados satisfactorios o no del todo satisfactorios. Teniendo presente en cómo recorrió el camino, que aspectos favorecieron o afectaron el curso de su desempeño. En este momento fue una etapa de la vida la que el pequeño vivió, y tuvo sus primeras experiencias escolares, así, a medida que se va creciendo se presentan diversas acciones y tareas que cumplir.
Pero llega un momento en la vida del ser humano que se cuestiona sobre: ¿Cuál es el fin de su existencia?, reflexiona y se hace diversas preguntas como: ¿Quién soy yo?, ¿Hacia dónde voy?, ¿Qué quiero realizar en la vida?, ¿Con que finalidad realizar tal o cual tarea?, ¿Por qué quiero ejecutar tal acción?, ¿Qué espero de lo que voy a realizar? El ser humano tiene una búsqueda constante del que hacer, sabe que existe para algo, y en ocasiones le es difícil encontrar ese algo, preguntándose de diversas maneras ¿Cuál es su misión en la vida?, pregunta que desea saber, anhela responderse con certeza y le lleva a encontrar el sentido de la misma vida.
En este mundo envuelto por el ruido, por las variadas distracciones, donde se tienen diversos medios para comunicarse, y a la vez de modo irónico se pierde la comunicación, el contacto con el otro y consigo mismo. Existe tiempo para miles de ocupaciones y no se tiene tiempo para sí, es más complicado definir para que
Se existe. El ser humano necesita recuperarse a sí mismo, sentarse un momento, ver en su interior y darse cuenta que su existir, no fue al azar, que está en este mundo, forma parte de seres superiores a los demás seres de la tierra, que él tiene la capacidad para servirse de los demás seres vivos para su coexistir, el posee una cualidad de la que ha sido dotado para su beneficio y el de sus semejantes.
El ser humano tiene un alma, aquello que le da vida y una razón, aquello que lo distingue y le favorece el existir. La palabra alma o anima, ha sido utilizada para designar lo que no es visible a los ojos, pero que esta y da vida, capacidad de movimiento a un ser animado.
El alma da vida, en su sentido religioso se refiere a la esencia de las personas, lo que forja su identidad y constituye el principio vital de los seres humanos. Cuando la persona da oportunidad a que su alma fluya, a interiorizar consigo mismo, es entonces que reflexiona lo que le da sentido a su existir, llegando a una conclusión “Se existe para una misión”, en esta reflexividad inicia la búsqueda de esa misión.
Ahora vienen otra serie de preguntas ¿Cuál es esa misión?, ¿Cómo descubrirla? El hombre posee la respuesta, “Conócete a ti mismo”, es decir darse la oportunidad de descubrirse y develar el secreto de las aptitudes, cualidades, gustos, sueños, proyectos; colocarlos en una balanza, darse cuenta lo que es de mayor peso y empezar a redefinir que se desea, que se quiere, que se espera, cómo se puede lograr. Sabiendo que de antemano se “Existe para una misión”. Y esa misión implica descubrirla.
La misión del hombre, es aquello que viene a cumplir en el mundo, y que va más allá de la vida ordinaria, quizá es algo tan simple, sencillo o complicado, arriesgado; pero que provoca bienestar, satisfacción, felicidad. Aquello que hace sentir plenitud, que en la realización de la misión misma busca la trascendencia.
Es el sueño hecho realidad; pero que su satisfacción puede no ser lo material. Existen varios ejemplos de personas que fueron más allá de la realidad y que lograron identificar, cumplir una misión que a la fecha sigue dejando huella, una misión fundamentada en el alma y la razón, que quizá lucharon contra corriente en el mundo de su época, pero que hasta hoy en día siguen dejando el bien.
Por mencionar algunos ejemplos: Sócrates; quien hace siglos de su existir y su filosofía de la Mayéutica (parto espiritual) sigue invitando al redescubrir del hombre, la Madre Teresa de Calcuta –su amor por los pobres. Mahatma Gandhi –hombre pacífico y libertador de la india, Carol Wojtyla; el hombre – el Papa que viajo por el mundo propagando y viviendo el amor. Todos ellos entre muchos ejemplos más, fueron personas que dieron importancia a hacer un espacio en su interior, descubrieron la misión para la que trabajaron, dieron sentido a su vida, y aportaron grandes cosas a la humanidad.
No es fácil descubrir la misión que cada uno tiene, pero cuando se interioriza y se crea un espacio, se sabrá que la persona existe por algo, la vida tiene un fin, un sentido. La vida se debe alimentar desde el mismo espacio interior, valorar la oportunidad de existir, aprovechar al máximo cada momento y realizar aquella misión que se identifica para la que se fue creado.
Siendo una de las máximas importantes “descubre aquello que te hace feliz”, te deja paz, te da armonía y se goza desde la realización misma de los proyectos, como lo pueden ser esa gran gama de actividades, de oficios, de profesiones, de estados de vida. La inclinación hacia ese algo con la suma de habilidades y cualidades que se posee. Luchar por eso que llena, que apasiona. Poner todo el empeño, el gusto, levantarse de los altibajos, quizá: “escribir en renglones torcidos”; pero aprender de las caídas, sacarle provecho a las crisis y continuar con esa misión; esa misión para la que se fue creado.
Lic. Emma Monjaraz Anguiano