En la etapa de la adolescencia se desarrolla una nueva capacidad para razonar. El adolescente pone a prueba su nuevo razonamiento con conceptos de bueno y malo o de justicia, lo que provoca en los padres muchos corajes.
Veamos un caso que ejemplifica cómo reaccionan los padres ante la nueva forma de pensar de su hijo.
María, adolescente de 14 años
María: Mama, Pilar me invito a su fiesta de cumpleaños el sábado, quiero que me compres el pantalón que vimos en la tienda X.
Mamá: Te acabo de comprar unos el mes pasado; además, me parece muy caro; esta todo y decolorado. No sé cómo te puede gustar ese tipo de ropa; en realidad ni parece nuevo. Si lo quieres, cómpratelo tú.
María (enojada): No es justo que yo gaste mi dinero en algo que es tu obligación. Además yo no te digo nada de tus zapatos feos. Y quiero agradecerte que te ayude a limpiar la casa y no te cobre nada.
Mama (gritando): Es tu obligación ayudarme; además, solo limpiaste lo que tu ensuciaste y yo no soy sirvienta de nadie.
María (gritando): Ya sabía que me ibas a salir con eso. Lo que tú quieras es que yo gaste mi dinero. Eres muy mala.
Mama (gritando más): Ahora para que aprendas, no vas a ir a la fiesta. Eres una grosera y egoísta.
María (azotando la puerta de su recamara y gritando): Más egoísta eres tú, mama; solo porque no compro la ropa que a ti te gusta me castigas. Por eso no te vuelvo a ayudar.
Analicemos que pasa:
Para María, lo justo es que su mamá corresponda a la ayuda que ella le dio (limpiar la casa) comprándole un pantalán, que además debe ser del precio y marca que ella quiere. María no comprende que su mama necesita que coopere con los quehaceres, ella solo se da cuenta de lo bueno que ella hizo y lo malo que su mama hace al no comprarle los pantalones que quiere.
Un caso más:
Pablo, 18 y Carlos de 16 años de edad (son hermanos)
Papa: Carlos te traje una mochila nueva porque me di cuenta que la tienes ya está· muy desgastada.
Pablo (enojado): ¿Por qué a el si le compras mochila y a mi no me arreglas mi celular?
Papa (gritando): Eres un envidioso, debería darte pena. A ti te compre el celular la semana pasada, y por descuido lo dejaste en el pantalón que metió tu mama a la lavadora y por eso se descompuso. Además ya habíamos quedado en que tu ibas a ahorrar para mandarlo arreglar.
Pablo (irritado): Pero no es justo. Yo siempre te ayudo a lavar el coche y no te pido nada, y Carlos que no te ayuda nunca, si le das todo nuevo.
Veamos un ejemplo:
Susana, 15 años de edad
Mama: Susana, te recuerdo que el domingo iremos a comer con tus tíos; quieren verte y por favor no en vallas a poner en ridículo con tus moditas; quiero que te peines bien. No entiendo por qué ˙últimamente has preferido quedarte con tu amiga si solo se la pasa escuchando esa música ruidosa.
Susana: Mama, por favor no empieces. Ya sabes que me aburro en esas comidas: se la pasan hablando puras tonterías preguntándome: Susana, ¿Cómo vas en la escuela? ¿ya tienes novio? ¿como te pareces a tu mamá, ¡como has crecido!, ¿y ahora que te paso con ese estilito de pantalones? , o, ¿Qué nueva moda traes?
Mama (indignada): Que mal agradecida eres; lo hacen porque te quieren y se preocupan por ti. Yo nunca fui grosera con mis tíos. No sé de dónde has aprendido a ser así. Pero eso sí, cuando quieres que te regalen algo, vas como corderito, ¿verdad? Eres una convenenciera.
Susana (gritando): ¡Mama, ya déjame en paz! No pienso ir, ya quede con mi amiga Yadira que Íbamos a ver unas películas en casa.
Mama (muy enojada): ¿T˙ crees que te mandas sola? Pues ahora vas porque vas. ¿Me oíste? O de lo contrario te voy acusar con tu papa para que no te compre el radio con audífonos que le pediste.
Susana (frustrada y herida): No me importa. Prefiero que no me lo compre a ir con esa bola de amargados que no saben mas que criticarme. Y ni creas que te voy a ayudar en toda la semana.
Un ejemplo más:
Verónica, 16 años
Papa (asombrado): ¿Ahora qué te hiciste en el cabello? Pareces espantapájaros. ¿De veras crees que vas a salir a la calle así?
Verónica (molesta): ¡Claro! Tú no sabes de modas. Además, eres un anticuado y quieres que me peine y vista como monja.
Papa (en tono de burla): ¿De qué moda me hablas? Te ves ridícula. Cada que conoces amiguitas, te da por imitarlas. ¿Qué ves a tu madre que ande con esas fachas?
Verónica (indignada): ¿Ya vas a empezar otra vez a compararme? ¿Hasta cuando te vas a dar cuenta que ya no soy una niña y que solo decido como peinarme? Además, mi mama es una señora y yo soy joven.
Papa (serio): Ya estuvo bueno de discutir. Te me vas a peinar como una muchacha decente o no te dejare salir.
Para acompañar una adolescente durante esta etapa es necesario que tenga presente que es solo una transición y más pronto de lo que imagina volverá la calma a su familia si usted decide prepararse ahora mismo.
La frecuencia y severidad de los conflictos entre los padres y sus adolescentes están relacionadas al historial de las relaciones familiares. Si se han desarrollado vínculos afectivos sanos y patrones de comunicación efectiva entre padres e hijos durante la niñez, se navegaran más fácilmente las turbulencias de la adolescencia.
Reglas de oro para crecer con, y no en contra de su hijo (a) adolescente
- Sea coherente: La coherencia es la manera de comportarse armónicamente, enlace entre un comportamiento y otro, demostrando así que se este· pendiente del comportamiento de los hijos. Al ser coherentes los padres, los hijos se sienten más seguros. Si no hay coherencia, los chicos sienten ansiedad porque no son capaces de predecir lo que puede suceder y como va usted a reaccionar.
- No sea arbitrario: No ser arbitrario significa que los padres hacen algo diferente a lo que habían dicho, o hacen algo sobre lo que habían advertido al hijo. Un acto inesperado del padre ante un cambio de actitud o de disgusto de su hijo (a), aumenta el miedo y la frustración del adolescente.
Para evitar ser arbitrario, los padres deben aclarar lo que ellos piensan respecto a sus gustos y necesidades, pero nunca atacar a su persona; comunicarle sus expectativas de forma sencilla y directa, pero sobre todo, nunca burlarse o etiquetarlo. Por ejemplo: ¡Eres un flojo!, ¡pareces un vago! etc. Exprese su desacuerdo con respecto. Por ejemplo: ¡Me parece que te verías mejor con.., ¡no me gustan los modales de tu amigo X!, preferiría que salieras menos con él, etcétera.
- De reconocimientos a los actos correctos: Esta es una manera de estimular a los jóvenes a comportarse adecuadamente. Ello no significa necesariamente regalos materiales, sino reconocimientos pequeños que reafirmaran en el chico la satisfacción de ser quienes son. Por ejemplo: ¡Me da mucho gusto ver como cuidas tus cosas, ¡me doy cuenta que sabes administrar tu dinero!, etcétera.
Además de las recompenses materiales, hay cosas como el tiempo, la atención, la preocupación, la simpatía y la buena voluntad, que también son recompensas.
- Sea congruente: La congruencia es actuar de acuerdo a lo que dice. Es difícil para un adolescente entender que usted le exige respecto y el no lo recibe, o que usted le pida que sea responsable cuando usted no lo es. Además, la falta de congruencia altera la realidad, por lo que el adolescente tiende a mentir.