Los niños inician su vida completamente dependientes del cuidado de sus padres; esto es natural, pero con la súbita llegada de la adolescencia viene un cambio gradual de esta dependencia y los padres se verán reemplazados por sus amigos.
No olvide que usted también atravieso esta difícil etapa y que a pesar de todas sus dificultades logro superarlas. Claro que la situación social del país y las costumbres familiares eran diferentes pero los cambios que se sufren son los mismos.
Para que un adolescente se desarrolle de manera sana necesita perfeccionar sus relaciones con sus contemporáneos. Para lograrlo, pondrá· a prueba varios aspectos de su personalidad; probablemente incluya salir con miembros del sexo opuesto. Aunque a veces a usted le disguste esta practicas, el (ella) necesita averiguar quién es. Es recomendable que maneje los conflictos que surjan por este nuevo cambio con la colaboración de su mente y su corazón. Es decir, nos se deje llevar por el enojo del momento, entienda que usted ya pasó por esa edad y le ser· más fácil ponerse en el lugar de él (ella).
Aunque el adolescente no demuestre los valores familiares, seguramente ya los tiene bien arraigados, pero si usted se opone fuertemente, lo dialoga y no lo comprende, podría desvirtuarse estos.
Cuando se presenten los conflictos, usted debe reconocer y apreciar que el enfrentamiento es una señal de que existe una relación viva, la cual ofrece mejores oportunidades para mejorarla. ¡Aprovechémosla!
A los adolescentes les serviría recordar que sus padres son humanos, que no son sus enemigos, la mejor manera de demostrarles que los amamos es mostrando nuestra madurez con actitudes y conductas respetuosas y responsables.
Veamos un ejemplo:
Raúl, joven de 18 años
Papa: Raúl, por favor ve a la tienda a traer leche y pan para cenar.
Raúl: ¿Por qué tengo que ir siempre yo? Que vaya Susana (hermana), ella esta de floja.
Papa: No voy a discutir contigo. Si te lo pido a ti es porque tu tienes que ir y se acabo.
Raúl: ¿Y por qué no vas tú? Tu también estas de flojo y no haces nada en la casa, solo te la pasas mandando, de seguro que en tu trabajo les debes caer mal por mandón.
Papa: ¡Vete ya!, no hagas el problema más grande y obedece.
Raúl: ¡No tengo por qué obedecerte, si tú no nos mantienes solo. Mi mama también trabaja. No voy a ir.
Esta discusión provoco fuertes sentimientos de impotencia y dolor en el padre de Raúl. Pensó: ¡Lo que más amo en la vida es a mis dos hijos y a mi esposa, no sé porque Raúl se comporta de esa manera, el sabe que le doy lo que me pide para su universidad y que estoy pendiente de él!.
En pocos minutos el padre de Raúl derramó algunas lágrimas (extraño y poco común en él). Raúl se dio cuenta y cariñosamente se acercó y le dijo: ¡Papá, perdóname, no quise lastimarte. La verdad es que eres un padre extraordinario. Te prometo controlarme más para la próxima.
El padre de Raúl platica que desde aquel momento aprendió que ser sincero y demostrarles a sus hijos que él también siente, simplemente que es humano.
Aunque su hijo (a) es ya un adolescente, recuerde que ustedes (padre y madre) siguen siendo los encargados de velar por su seguridad. Por lo que les conviene estar al tanto en lo referente a las personas con que se relaciona, a qué lugares concurre con sus amigos durante el día y la noche, sus tareas escolares, a sus estados de ánimo. Los siguientes puntos son una guía adicional para acompañar a su hijo (a) durante esta etapa:
Contacte a los padres de las amistades de sus hijos.
ï Lea libros, tome cursos para padres y visite sitios en internet que le ofrezcan más información.
ï Salga a caminar o a desayunar con su hijo (a), y platique ¡de corazón a corazón!
ï Aliente a su adolescente a que le hable de sus experiencias.
ï Revise el itinerario de sus hijos. ¿Están ocupados todo el tiempo? ¿Pasan mucho tiempo solos después de salir de la escuela o cuando usted no está· en casa?
ï Coman juntos como familia lo más frecuentemente posible.