Pbro. Rafael Luna Cortés

«El pecado solo puede darse cuando al estímulo que recibo como tentación consiento libremente en él, mi inteligencia y mi voluntad aceptan la propuesta del mal y buscan llevarla a cabo».

Lc 4, 1-13

La tentación puede ser definida como un estímulo o incitación que proviene del mal, su finalidad es provocar la desconfianza del hombre respecto de Dios para que se revele contra él. Aunque en sí misma, la tentación en cuanto estímulo externo no es pecado, si alguien está tranquilamente viendo un programa en la televisión y pasaran algunas escenas de contenido “fuerte”, por el solo hecho de haberlas visto no comete pecado. El pecado solo puede darse cuando al estímulo que recibo como tentación consiento libremente en él, mi inteligencia y mi voluntad aceptan la propuesta del mal y buscan llevarla a cabo.

Pero sobre todo me gustaría insistir el día de hoy en que la tentación busca provocar la desconfianza de nosotros en Dios. Así queda de manifiesto en las tres tentaciones a las que Satanás somete a Jesús.

  1. “Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”. La tentación consiste en el uso de Dios y de la relación privilegiada que podemos tener con El, como hijos suyos, para alterar la condición humana en beneficio propio. ¿En qué momento? Sobre todo cuando aparece el dolor en la vida de cada uno. La respuesta de Jesús nos dice que la filiación divina no elimina o altera en nada la condición humana. Jesús no usa a Dios ni su especial relación con él, como privilegio para eludir la condición humana que ha asumido, sino que asumiendo su realidad personal, histórica y social da una respuesta a Dios su Padre de confianza desde su misma realidad.
  1. “Si eres el Hijo de Dios, arrójate desde aquí, porque está escrito: Los ángeles del Señor tienen órdenes de cuidarte”. La tentación pide una prueba a Dios de que la misión que se le ha encomendado a Jesús en este mundo tendrá éxito, de que no se equivoca en seguir obedientemente el camino que Dios le propone. Desde luego esto no permite ningún espacio para la fe y la confianza en Dios. Pues me apoyo en mi certeza no en la confianza que puedo tener en Dios. La respuesta de Jesús es un correr el riesgo que implica la confianza. Sin más seguridad que la Palabra de Dios que nos ha mostrado la voluntad del Padre.
  2. Satanás le dijo a Jesús: todos los reinos de la tierra serán tuyos si te arrodillas y me adoras. Contrariamente a lo que podríamos pensar el poder de Dios no es dominio sobre el ser humano sino servicio, como el que Jesús nos muestra al lavar los pies de los apóstoles o al hecho de morir por nosotros. La tentación consiste en querer utilizar el poder en beneficio propio para asegurarse una existencia feliz y sin sobresaltos, cuando el mismo Señor nos dice que sólo hay uno que es Absoluto y ese Dios. “Insensato esta noche vas a morir”

“Concluidas las tentaciones, el diablo se retiró de él, hasta que llegara la hora”. Por eso el mismo Señor nos ha recomendado, velen y oren para no caer en la tentación.

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