Te pido, Jesús, estar siempre preparado para recibirte en la Eucaristía. Necesito encontrarme con vos en el pan que alimenta y da vida. Que nunca me falte el hambre de Dios, las ganas de que llenes mi corazón. Que nunca sea indiferente al hambre que sufren tantos hermanos, y que viva solidario para ayudar. Que cada Eucaristía sea una verdadera fiesta porque juntos, en comunidad, nos alimentamos con tu presencia viva. Gracias por pensar en nosotros y darnos la alegría de poder recibirte para crecer en nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor a los demás. Que cada Eucaristía me de fuerzas para seguirte.
Comparte: