Un año más que se va y en el que escribimos nuestra historia, no podemos regresar al pasado y tampoco nos podemos permitir lamentaciones, lo mejor es agradecer, pedir perdón y lanzarnos a mirando con amor y esperanza el futuro que ya está a la puerta.
Confiar audazmente en Dios es lo mejor que podemos hacer y poner manos a la obra para construir un bello presente para quienes nos rodean, para quienes nos conocen y para quienes nos observan, seamos reflejos del Amor divino, dejemos huella con una sonrisa y una palabra amable, no siempre es fácil pero está al alcance de todos.
«Señor, ha pasado un año, con su cortejo de actividades, de trabajos, de idas y venidas. Te lo ofrecemos tal como lo hemos vivido y como Tú lo has visto. Míralo con amor y archívalo en los pliegues de tu misericordia.
Te damos gracias, Señor, por los beneficios que hemos recibido a lo largo de este año. Gracias por las noches tranquilas y por las horas inquietas. Gracias por la salud y la enfermedad. Gracias por la sonrisa amable y por la mano amiga…
Queremos confiarte ahora nuestros deseos de gozo y de paz para el año nuevo que va a comenzar. Señor, bendícenos y concédenos caminar por sendas de paz y de justicia.
También queremos pedirte, Señor, por todos los que han muerto y han ido a tu encuentro en este año que termina, por los que se sienten solos y vacíos en medio del ruido y de las luces de esta Nochevieja, por los enfermos y moribundos, y por todos los que sufren en su cuerpo o en su espíritu…
Haz que todos seamos iluminados con tu Verdad y fortalecidos con tu Vida, y que sepamos descubrir, en lo efímero del tiempo, la esperanza gozosa de tu Eternidad. Amén.»