«Podemos entrar en plena sintonía con Cristo, con sus sentimientos, con sus comportamientos. Esto es muy importante: ir a misa y comulgar, porque recibir la comunión es recibir a Cristo vivo, que nos transforma interiormente y nos prepara para el cielo«.

Con una breve oración en silencio y un avemaría junto con todos los fieles, el Papa invitó a todos los cristianos a tener muy presente a los habitantes de Kerala, en la India, donde las inundaciones arrojan un balance de más de trescientos muertos. «La Iglesia de Kerala está en primera línea para ayudar a la población«, dijo, hay que rezar por ella y «por las personas que han perdido la vida y han sido probadas por esta gran calamidad».

Antes de estas palabras de solidaridad y cercanía que siguieron al rezo del Ángelus, Francisco comentó este domingo en la Plaza de San Pedro el pasaje del Evangelio del día (Jn 6, 51-58), en el que los discípulos de Jesús se muestran escandalizados ante la idea de que hay que comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios para tener la vida eterna.

La gente intuye entonces que no debe esperar del Mesías «triunfos y espejismos de éxito», sino que les invita «a entrar en comunión con Él… para compartir con Él el don de la vida para el mundo… Es el sacrificio de Jesús, que se ofrece a sí mismo por nosotros«.

«Este pan de vida, sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, viene a nosotros como un don gratuito en la mesa de la Eucaristía«, continuó el Papa, y «cada vez que participamos en la Santa Misa, en cierto sentido anticipamos el cielo sobre la tierra, porque del alimento eucarístico, el Cuerpo y la Sangre de Jesús, aprendemos qué es la vida eterna».

De ahí la importancia de asistir al sacrificio de la Misa y de participar en él mediante la comunión: «Cuando comulgamos, recibimos la vida misma de Dios«. Y alimentándonos así, «podemos entrar en plena sintonía con Cristo, con sus sentimientos, con sus comportamientos. Esto es muy importante: ir a misa y comulgar, porque recibir la comunión es recibir a Cristo vivo, que nos transforma interiormente y nos prepara para el cielo«.

Publicado originalmente en Religión en libertad

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