¿Por qué el matrimonio es indisoluble?
Para la Iglesia es claro que Dios, al hacer a la pareja con la posibilidad de entregarse y llegar a ser una sola carne, quiso desde siempre que la unión matrimonial fuera permanente. Este es igualmente el deseo de quienes se aman y unen en matrimonio pues nadie quiere que su unión fracase o se rompa.
Por eso Cristo, salvador del mal, les dio a los esposos la oportunidad de amarse con un amor cristiano, es decir, de hacer de su vínculo una alianza irrompible pues se basa en el compromiso de amarse como Cristo ama, y en el apoyo de la gracia divina que sostiene siempre a quienes desean vivir de su amor.
Por eso, convertido por Cristo en Sacramento, el matrimonio establece una unión garantizada por Dios mismo y cuya santidad y fuerza no la debe romper ningún hombre (Mateo 19:3-6). San Pablo refuerza esta enseñanza recordando que es voluntad de mismo Jesús que los esposos permanezcan unidos (1Cor 7, 10-11 y Ef. 5, 23-33).
En consecuencia con la Palabra de Dios, la Iglesia no reconoce el divorcio civil pues el Estado no puede disolver lo que es indisoluble, e invita a analizar todo el dolor y daño que las rupturas matrimoniales causan a los individuos y a los hijos (Véase por ejemplo El Catecismo de la Iglesia Católica #s 2382-2386).
La única forma de que un vínculo matrimonial se disuelva por la Iglesia es que se pruebe, mediante un proceso de anulación ante un Tribunal Eclesiástico, que dicho vínculo fue nulo, es decir, que por diferentes razones, no fue nunca un verdadero matrimonio.
¿Qué diferencia existe entre divorcio civil y separación de cuerpos en la Iglesia?
En la Iglesia existe, para situaciones extremas, la separación, cuando se demuestra que la convivencia es imposible y lleva consigo un daño serio para alguno de los cónyuges o los hijos. Pero esta “separación de cuerpos” no es divorcio pues el vínculo establecido por el sacramento sigue existiendo y los cónyuges no pueden volverse a casar (Código de Derecho Canónico. No. 1155).
¿Qué causas acepta la Iglesia para que un matrimonio se separe?
El Derecho Canónico vigente en el No. 1153 dice: “Si uno de los cónyuges pone en grave peligro espiritual o corporal al otro o a la prole – los hijos – o de otro modo que hace demasiado dura la vida en común, proporciona al otro un motivo legítimo para separarse”.
El peligro espiritual se refiere a cuando uno de los cónyuges abandona la fe católica para unirse a una secta y obliga al otro y/o a los hijos a hacer lo mismo, o no permite que su cónyuge practique su fe, o lo obliga a cometer algún acto inmoral. El peligro físico es cuando existe violencia – física o mental – en el trato con el otro cónyuge o los hijos, sea por enfermedad mental, o por vicios. El adulterio sistemático por parte de alguno de los cónyuges atenta contra el deber a la fidelidad y podría ser, en caso muy extremo, motivo legítimo de una separación (Véase, Derecho Canónico No. 1152).
¿Qué efectos civiles tiene la separación del matrimonio católico?
Los separados tienen vigente el vínculo matrimonial. Por eso no pueden volverse a casar por la Iglesia. Y en los países donde el matrimonio católico tiene validez civil, los separados tampoco pueden contraer matrimonio civil, a no ser que se disuelvan las obligaciones legales del vínculo sacramental anteriormente adquirido (divorcio). Entre los separados no es exigible el débito conyugal. Entre ellos cesan igualmente los demás derechos y obligaciones propios de la convivencia, excepto las obligaciones con los hijos y la debida asistencia económica a la esposa.
La sociedad conyugal puede disolverse, si se pide adicionalmente al juez. Por último, los separados pueden unirse nuevamente, suspendiendo la separación.
¿Un católico puede pedir el divorcio civil?
En países donde legalmente no se reconoce la figura de la separación de cuerpos, sino el divorcio únicamente, el católico puede recurrir a esa figura para lograr los efectos que le proporciona la separación de cuerpos; pero debe evitar el escándalo, o que alguien se confunda en su fe.
¿Puede un divorciado recibir la Eucaristía?
Si. Los separados y divorciados que practiquen su fe y no se hayan vuelto a casar o que hayan disuelto su vínculo matrimonial anterior a través de una anulación pueden comulgar. Y a aquellos que permanecen en una unión irregular ( divorciados vueltos a casar o en unión libre) que por diversas razones no pueden convertir dicha relación en un legítimo matrimonio sacramental, la Iglesia les acoge maternal en sus celebraciones, los motiva a que alimenten su relación con el Señor mediante la oración, “la comunión espiritual” y la “meditación de la Palabra”, y por último, los reta a participar plenamente de la Eucaristía si se comprometen a vivir en abstinencia de las relaciones matrimoniales. Para mayor profundización en este tema, véase: Sacra Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la recepción de la comunión eucarística por parte de los fieles divorciados vueltos a casar del 14 de septiembre de 1994, #s 10-14 (http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/doc_sac_index_sp.htm).
¿Puede una persona divorciada volverse a casar?
Mientras su ex -conyugue vive, un divorciado puede volverse a casar sólo si ha disuelto su vínculo previo a través de una anulación eclesiástica.
De modo similar si su cónyuge tuvo un matrimonio previo y no ha recibido un Decreto de Invalidez de un Tribunal Eclesiástico (anulación), usted no puede participar de los sacramentos.
¿Puede un divorciado, no católico, casarse por la Iglesia Católica con una persona católica?
La Iglesia Católica respeta todos los vínculos matrimoniales de otras religiones e incluso entre personas no creyentes, y presume que ellos son válidos. Por eso, antes de un matrimonio católico se debe disolver este vínculo previo, ante frente a un Tribunal Eclesiástico. Este concepto puede ser difícil de entender para alguien que proviene de una fe que acepta el divorcio y la posibilidad de volverse a casar. Algunas personas en esta situación se han asesorado con un sacerdote o un diácono para entender mejor las razones y para que le oriente acerca del proceso a seguir. Solicitar una anulación del vínculo anterior puede ser un lindo gesto de amor para su prometido conyuge.
¿Qué apoyo espiritual ofrece la Iglesia a los separados y divorciados?
La Iglesia entiende el sufrimiento de quienes viven esta situación. Y cuando la separación o el divorcio fue la única posible salida, la Iglesia les ofrece su apoyo y los invita a permanecer cercanos al Señor y a nutrirse mediante la frecuencia de los sacramentos. En algunas Diócesis existen también grupos de apoyo para divorciados, separados y viudos. Para acceder a dicha ayuda te recomendamos:
Archdiocese of Chicago en http://www.familyministries.org/resources. En español: http://www.familyministries.org/?lang=es. Aquí se puede igualmente obtener el libro: “El Divorcio y Más Allá” (Título original, Greteman and Haverkamp’s Divorce and Beyond)
“Sanando las heridas del divorcio y la separación”: http://www.caminocatolico.org (Grupo de unas diócesis de Madrid, España) y http://es.catholic.net/familiayvida.
The North American Conference of Separated and Divorced Catholics y http://www.nacsdc.org/
The Beginning Experience (no existe en español)
Por Hermana Patricia Brown
Fuente: por tu matrimonio.org