José Luis de la Fuente.

Desde los primeros inicios de la vida de la Iglesia, los cristianos han venerado a María como la Madre de Dios,  ¿Qué significa esto? ¿por qué es Madre, y sobre todo de Dios?

Estimado lector tengo el gusto de compartir contigo este espacio de aprendizaje y profundización de nuestra fe. Concretamente hablaremos de la Santísima Virgen María, Madre de Dios y por supuesto Madre de todos nosotros. Te invito a que nos adentremos a las entrañas del misterio de María de Nazaret, ver desde su humanidad, cómo Dios la llama a ser su instrumento de amor para ofrecernos por medio de ella y de su “Sí” sostenido al Salvador del mundo, Cristo Jesús. Hablaremos de los dogmas marianos, lo que la Sagrada Escritura; como Palabra Viva nos habla de ella, veremos al Magisterio y recurriremos en su momento a la Tradición de la Iglesia. Para nuestra intención nos serviremos de la gran experiencia teológica del sacerdote italiano Gaetano Franzesi, hombre prominente y estudioso de la Teología de la Iglesia y que a manera de homenaje sencillo y modesto a su persona recurriremos a él, para que nos ilumine en este camino mariano que queremos emprender.

Desde los primeros inicios de la vida de la Iglesia, los cristianos han venerado a María como la Madre de Dios,  ¿Qué significa esto? ¿por qué es Madre, y sobre todo de Dios? Una oración de la primitiva Iglesia así lo señala, “Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios…” Veamos, Dios decretó salvar al mundo por medio de la Encarnación del Verbo, la segunda persona de la Trinidad; y sin dejar de ser verdadero Dios empezó a ser verdadero hombre; por eso se preparó y tuvo una verdadera Madre.

¿En qué consiste este dogma?

El Verbo eterno asumió la naturaleza humana en una unión personal; así en el subsisten, inseparablemente y sin confusión de la naturaleza divina y la naturaleza humana bajo la hipóstasis de la única persona divina del Verbo. María es verdaderamente Madre de Dios, no porque sea madre de la divinidad, sino porque es Madre según la humanidad de la Persona que tiene la divinidad y la humanidad.

Por lo tanto, Ella tiene una relación personal… objetiva, real, esencial, física con su Hijo Jesucristo, Verbo eterno; esa relación intrínseca, directa e inevitable que existe entre una Madre y su propio Hijo. Ella fue elevada a una altura única, a una dignidad personal que ninguna otra mujer, o creatura puede alcanzar; la Madre es una y única.

El Magisterio de la Iglesia al respecto afirma como nos lo hace saber el Papa  Pablo VI, “La Virgen María… permaneció siempre en la integridad de su virginidad, es decir, antes del parto, en el parto y perpetuamente después del parto”. El Papa Pelagio I afirmó “Cristo Dios nació  verdadero hombre conservando íntegra la virginidad de la Madre; María lo dio a luz  permaneciendo virgen como virginalmente lo había concebido”.

La respuesta al cómo la virgen María concibió virginalmente y permaneciendo virgen dio a luz al Hijo de Dios, no puede darla la medicina, ni algún otra ciencia; es una verdad de fe (dogma), y la fe en el dogma requiere que se doblegue la soberbia, que nos lleva a admitir solamente lo que comprendemos. María es modelo y maestra de la virginidad y ella fue tal que su sola vida es la enseñanza para todos; y entonces sea María la que norme la vida de aquellos que consagran su vida en la castidad virginal.

Si a ella seguimos, no pecamos.

Finalmente amigo lector la Iglesia Universal celebra a María como la Madre de Dios el día 1º de enero, que mejor que iniciar cada año civil bajo la protección de María la Madre de Dios y de todo el género humano. ¡Hasta la Próxima!

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