«En este Año Santo se han realizado muchos signos concretos de misericordia. Comunidades, familias y personas creyentes han vuelto a descubrir la alegría de compartir y la belleza de la solidaridad.» 19

 

¿Qué nos deja este año de la misericordia? bien lo dice el Papa Francisco en su carta apostólica Misericordia et Misera: «la misericordia no puede ser un paréntesis en la vida de la Iglesia, sino que constituye su misma existencia, que manifiesta y hace tangible la verdad profunda del Evangelio. » 1

Si se tuvo la oportunidad de sentir el abrazo del Padre, de compartir con los demás la alegría de compartir el pan, de brindar un abrazo al que estaba solo o necesitaba algo de nosotros, de visitar algún enfermo o restituir la dignidad de las personas, esto has sido sólo el inicio de una gran novedad del Evangelio en la que «la Iglesia debe estar siempre atenta y dispuesta a descubrir nuevas obras de misericordia y realizarlas con generosidad y entusiasmo.»19 a través de la creatividad que nos inspiré el Espíritu Santo porque «Las obras de misericordia son «artesanales»: ninguna de ellas es igual a otra; nuestras manos las pueden modelar de mil modos, y aunque sea único el Dios que las inspira y única la «materia» de la que están hechas, es decir la misericordia misma, cada una adquiere una forma diversa.» 
«No guardemos sólo para nosotros cuanto hemos recibido; sepamos compartirlo con los hermanos que sufren, para que sean sostenidos por la fuerza de la misericordia del Padre. Que nuestras comunidades se abran hasta llegar a todos los que viven en su territorio, para que llegue a todos, a través del testimonio de los creyentes, la caricia de Dios.» 21  no debemos olvidar esta exhortación, sino vivirla cada día en nuestro hogar, en nuestro trabajo, en la calle, con los amigos, con los excluidos.
Hoy «Es el momento de dejar paso a la fantasía de la misericordia para dar vida a tantas iniciativas nuevas, fruto de la gracia. La Iglesia necesita anunciar hoy esos «muchos otros signos» que Jesús realizó y que «no están escritos» (Jn 20,30)» 18
Y como ya lo decía también san Juan Pablo II «No nos dejemos robar nunca la esperanza que proviene de la fe en el Señor resucitado» 13
Fuente: Fragmentos de VATICAN VA
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