Pedir el reinado de Cristo, significa el deseo más profundo de amor y verdad, es el anhelo de que se termine con el odio, la violencia, el hambre y la guerra.

Quiere expresar la necesidad profunda de cambio personal para rodear a cuantos se nos acercan de respeto y cariño, de olvidar temores y envidias, celos y rencores por la paz en el alma. Significa también la lucha, el esfuerzo por hacer extraordinario todo lo ordinario, por amar sin sentimiento pero con toda voluntad como lo hace un padre con su pequeña criatura para ganar un pan aunque le cueste noches sin dormir o cansancio, todo se hace para lograr la felicidad del otro, del más pequeño, de más débil o necesitado, del excluido y olvidado.

Pedir el reinado es rogar la lluvia sobre la tierra, la paz sobre la guerra, el amor sobre el odio, el perdón sobre el pecado, el abrazo sobre la distancia. La siguiente oración, aunque pequeña expresa una espera activa que se inicia en el interior de cada persona y se logra en la unidad de la familia, de la Iglesia, de los amigos, de los hermanos. No es solamente esperar a que sucedan las cosas, es ponerte en pie para comenzar un camino sin fin, una aventura de la mano de Dios.

¡Oh Jesús! Te reconozco por Rey Universal. Todo cuanto ha sido hecho Tú lo has creado. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo las promesas de mi bautismo, renunciado a Satanás, a sus seducciones y a sus obras; y prometo vivir como buen cristiano. Muy especialmente me comprometo a procurar, según mis medios, el triunfo de los derechos de Dios y de tu Iglesia. Divino Corazón de Jesús, te ofrezco mis pobres obras para conseguir que todos los corazones reconozcan tu sagrada realeza, y para que así se establezca en todo el mundo el Reino de tu Paz.

 

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