Cuando pensamos en la madurez, pensamos en el crecimiento, convertirse en un adulto. Pero, esto va más allá de este concepto

¿Cómo puede definirse la madurez de una persona? ¿Que es ser maduro? Por ejemplo, ser valiente significa «hacer lo correcto sin importar las consecuencias». De una manera similar, ¿cómo podemos definir la madurez?

Por lo general, cuando pensamos en la madurez, pensamos en el crecimiento, convertirse en un adulto. Pero, esto va más allá de este concepto ¿Cuántos adultos hemos visto que parecen que son incapaces de crecer?

La madurez humana, podría ser denominado como la «maduración del alma». Aquí la madurez humana es vista como el alma y el ser humano en una completa integración y que incorpora no sólo la maduración del cuerpo, la mente y las emociones, sino también el despertar de una conciencia de la realidad aplicando respuestas sabias y eficientes en la vida a cada situación

La madurez humana es la coherencia fundamental entre lo que somos y lo que profesamos ser. La evidencia externa más convincente de la madurez es la fidelidad y la responsabilidad en el cumplimiento de nuestros compromisos y obligaciones. La madurez no sucede de la noche a la mañana, al igual que una gran sinfonía no puede ser aprendida y realizada en una noche.

¿Por qué importa la madurez?

Todos sabemos que los hombres y las mujeres que desean vivir de acuerdo a lo que ellos creen, deben seguir sus sueños y alcanzar sus objetivos … y que por alguna razón no son capaces de hacerlo. Este tipo de personas no pueden continuar a través de sus propias decisiones y metas. Comienza la universidad y luego no estudian y faltan a clases … se casan y luego se divorcian … consiguen un trabajo y luego lo pierden … planea un gran proyecto y luego lo abandonan. Todo termina siendo como un fracaso en su vida moral, financiera, y familiar, sintiéndose frustrado e insatisfecho consigo mismo. ¿Por qué le sucede esto a la gente en la vida? La causa subyacente es a menudo sólo una falta de madurez humana.

La madurez humana consiste en el orden y la armonía de muchos elementos de nuestro interior. Aquí, mostramos una pequeña radiografía del mundo interior de la persona madura:

  • En lugar de dejar que las emociones dicten sus percepciones y acciones, la persona madura hace que la razón y fe dirijan con total comprensión su vida sus acontecimientos.
  • En lugar de actuar de forma aleatoria, emocional o egoístamente, la persona madura hace bien tomándose un tiempo para pensar y tomar decisiones inteligentes.
  • Debido a que su mente y la voluntad están en equilibrio y enfocadoss en lo que es verdadero y bueno, disfruta de la paz interior.
  • Su paz y rectitud interior permiten que se relacione bien con otras personas. Difícilmente se paraliza por la inseguridad o es impulsado por la necesidad de probarse a sí mismo frente a otras personas.

Características de la persona madura

  1. La persona madura no busca lo suyo, sino el bien de su familia y el reino de Dios.
  2. No se enfada con facilidad, tiene paciencia. No provoca berrinches infantiles.
  3. Se mantiene fuerte ante las dificultades, presiones, desengaños e ilusiones. Tiene perseverancia. Es una persona sufrida.
  4. No es jactancioso, no se envanece. No desea siempre ser el centro de atención.
  5. Es discreto, íntegro. Ha adquirido sabiduría con la experiencia.
  6. No hace nada indebido. No «mete la pata» demasiado.
  7. Tiene corazón de padre o de madre. Perdona a los demás. No guarda rencor.
  8. No lleva y trae chismes ni tampoco los admite, ni tampoco calumnias o malas noticias. Se goza con la verdad.
  9. No es una persona desconfiada en demasía. Todo lo cree.
  10. No tiene envidia. Conoce su identidad, su valor. Tiene una relación personal con Dios. No tiene que envidiar a nadie.
  11. No tiene celos. Cuando alguien es inmaduro y se siente poca cosa, tiene celos. Al no confiar en sí mismo piensa que su pareja, amigo, etc. están engañándoles, pues él o ella posiblemente ha engañado al otro.
  12. Vive en los ojos de Dios. No le importa «el qué dirán los demás», sabe que las lenguas hablarán mal, a pesar de lo que haga o deje de hacer.
  13. La persona madura, ha pasado muchos veranos de calor e inviernos de frío. Por lo tanto, sabe que la vida tiene sus tiempos. Todo tiene su tiempo. Es alguien que «todo lo sufre, todo lo espera»
  14. La persona madura, como persona espiritual, ha dejado de ser un niño o una niña. Las querellas, contiendas, la búsqueda de atención. No piensa como un niño ni juzga como un niño.
  15. Dejó de estar oprimido por la influencia negativa o controladora de sus padres. Les trata con respeto, les ama y les cuida, pero al casarse, deja padre y madre y se allega a su mujer o su esposo, y los dos serán una sola carne; es decir, un núcleo familiar autosuficiente en cuanto a sus padres, unido con Dios. Dejar de ser controlado por los padres es una decisión propia del proceso de madurez.
  16. La persona madura se preocupa por los demás, no es egoísta ni egocéntrico.
  17. Es suficientemente maduro para dar consuelo y ayuda a los débiles y menos afortunados.
  18. Procura andar delante de Dios en santidad, apartándose de las contaminaciones de la carne. Tiene dominio propio, sabe controlar su cuerpo.
  19. Es ejemplo. No solamente en palabras, sino en hechos y en verdad.
  20. La persona madura sabe amar y sabe manifestar su amor y aprecio. Amar al prójimo como a uno mismo no implica que hay que amarse para amar a otros; nos amamos ya demasiado. El sentido de esa frase es que nos preocupemos de los otros con el mismo interés e intensidad que uno tenga para consigo mismo.
  21. Ser maduro es ser como Cristo.

¿Qué hacer para ir creciendo en madurez personal?

Hay que ir aprendiendo a RENUNCIAR a las siguientes situaciones:

  1. RENUNCIAR al derecho de quejarme.
  2. RENUNCIAR al derecho de guardar rencor.
  3. RENUNCIAR al derecho a enfadarme por cosas sin importancia.
  4. RENUNCIAR al derecho de vengarme.
  5. RENUNCIAR al deseo de mentir o de actuar como un hipócrita.
  6. RENUNCIAR al derecho de buscar lo mío solamente.
  7. RENUNCIAR al derecho de derrochar dinero o tiempo sin considerar que tengo que ponerlo al servicio de los demás.
  8. RENUNCIAR al derecho de soltar la cruz y perseguir la comodidad y las apariencias.
  9. RENUNCIAR al derecho de criticar y de juzgar a los otros.
  10. RENUNCIAR al derecho de hablar cosas que no edifican.

Publicado originalmente en Píldoras de fe

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