EN HONOR DE LA MADRE SANTÍSIMA DE LA LUZ, ACTO DE CONTRICIÓN

Jesús divino, Luz eterna engendrada entre los resplandores de los Santos; Tú, que iluminas a todo hombre que viene a este mundo, disipa las tinieblas de mi entendimiento obscurecido con el pecado, y dame a conocer lo que hice ofendiéndote.  ¡Miserable de mí, que, ciega y desatinada, por un vil interés o por un deleite pasajero y falaz, atropellé tu ley santa y atraje sobre mí tu terrible justicia!.  Perdí tu amistad y tu gracia, y me sujeté a las tinieblas y al llanto del infierno, en donde ya rabiara sin remedio a no haber sido tan grande tu misericordia.  Por ella, Señor, y por los méritos y ruegos de María Santísima, tu amadísima Madre, perdóname mis muchas y repetidas culpas pues de todo corazón arrepentida, las detesto por ser ofensas tuyas, y te prometo que con la ayuda de tu gracia, no volveré jamás a cometerlas.  Perdón, amantísimo Jesús; perdón y gracia para morir mil veces antes que ofenderte, pues ocurro a Ti, considerándote como en el trono de tus misericordias, en los brazos de tu purísima Madre.  Amén.

DOMINGO

MADRE Santísima de la Luz, que con tu nacimiento comenzaste a disipar la noche lóbrega en que yacía el mundo por el pecado de Adán; Tú, que con razón eres comparada a la apacible aurora porque anuncia y previenes al divino Sol de Justicia, dígnate, Señora mía, alumbrar y esclarecer mi fe, para que ejercitando con fervor sus actos, la mantenga viva y brillante a pesar de todas la herejías y errores.  Amén.

Se rezan dos Avemarías, en honra de los purísimos y hermosísimos ojos de la Santísima Virgen.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

ESTE mundo en que vivo ¡Oh Virgen dulcísima, Madre de la Luz!, no es otra cosa que un mar siempre agitado con terribles borrascas, y en el que a cada paso se encuentran peligrosísimos escollos; pero lo que más me asusta y acobarda son las tinieblas que me rodean; porque de lo pasado no me queda sino una memoria confusa; veo lo presente envuelto en dudas e incertidumbres; y lo futuro se me esconde en una obscuridad impenetrable.  ¿Qué haré, Señora, sino buscarte a Ti, como los navegantes buscan la estrella del Norte, para que los dirija?  Tú eres mi luz, mi guía, mi esperanza y todo mi consuelo.  Mirándote a Ti no puedo extraviarme, porque tus virtudes y ejemplos me conducen; invocándote no puedo irme a fondo,  porque tu poderosa protección me sostiene: amándote no puedo entristecerme, porque Tú me amarás, y con tu amor tengo segura mi salvación.  Sé para mí Señora, Madre de la Luz, comunicándome la que tanto necesito para ver donde camino, para evitar los riesgos y para atinar con todo lo que según mi estado debo practicar.  Sé para mí, Madre de la Luz en la vida, Madre de la Luz en la muerte, para que seas algún día mi Madre de la Luz en la gloria.  Amén.

LUNES

MADRE Santísima de la Luz, que en la noche más triste del temor eres para los pobres pecadores Luna hermosa y apacible que los alumbras,  Tú, que aun a los que ya están próximos a  desesperar de su salvación los alientas, afirma, Señora, mi esperanza, para que confiada en la misericordia de tu divino Hijo, que por tus ruegos no dudo alcanzar, me esfuerce por corresponder a su gracia y consiga la salud eterna.  Amén.

MARTES

MADRE Santísima de la Luz, privilegiada sobre todas las puras criaturas, única y escogida como el Sol; Tú que a semejanza de ese astro benéfico no solo alumbras lo obscuro, sino también calientas lo frío; mira, Señora mía, que en mi alma está la caridad apagada: aplícale tus rayos luminosos y ardientes para que mi corazón encendido sea uno de los que los ángeles presenten a tu divino Hijo, consumidos todos los afectos pecaminosos.  Amén.

MIÉRCOLES

MADRE Santísima de la Luz, que, cediste siempre de modo que eres llamada por excelencia Prudentísima: Tú  sabes bien cuánta luz necesito para conocer en mis obras los extremos viciosos, y arreglarlas todas por la prudencia cristiana; dame, Señora, pues fácilmente puedes, esta virtud preciosa, que como un faro resplandeciente dirija mis pasos hasta la vida eterna.  Amén.

JUEVES

MADRE  Santísima de la Luz nadie mejor que Tú guardó  la justicia, porque Tú mejor que todos conociste con luz divina los derechos de Dios y los del prójimo:  este conocimiento me falta a mí algunas veces; pero más me falta la resolución para obrar justamente dando a Dios lo que es suyo y al prójimo lo que le toca.  Comunícame Tú, Señora, que eres espejo en que se reflejan los rayos del Sol de Justicia, todas las luces y fuerzas que necesito para vivir y morir justamente y merecer la corona que a los justos tienes prometida.  Amén

VIERNES

MADRE Santísima de la Luz, tu poder es bastante, como nos manifiesta tu imagen, para impedir que caiga en el infierno el alma que por sus culpas había llegado hasta aquella boca insaciable.  Mira, Señora, que somos muy débiles para resistir a los asaltos de las tentaciones, y que ellas nos precipitarán en la eterna desgracia si no somos revestidos de fortaleza celestial: ten piedad de nosotros, y alcánzanos con tus ruegos esta generosa virtud.  Amén.

SÁBADO

MADRE Santísima de la Luz, más que ciega he sido cuando por un gustillo temporal he ofendido a tu divino Hijo.  Alúmbrame, Señora,  para que conozca que no es en esta vida cuando he de conseguir los verdaderos placeres, y haz que, guiada por este conocimiento, use con moderación y templanza de todas las cosas y merezca las delicias perpetuas, entre las cuales será  las más exquisitas ver tu resplandeciente rostro en la gloria.  Amén.

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