Christina Shabo nació bajo el árbol de un campo de refugiados después de que su familia huyera de los bombardeos en su pueblo natal en Irak, en 1991. Además, varios de sus familiares fueron asesinados por el Estado Islámico (ISIS) y algunos siguieron luchando por sus vidas después de los violentos ataques.

Sin embargo, en lugar de albergar un odio comprensible hacia quienes persiguen a su familia y su pueblo, ella decidió rezar por los terroristas de ISIS y su conversión.

«Le pedí a Jesús la gracia de perdonar cada vez que fuese a rezar la Coronilla de la Divina Misericordia. Pero en lugar de rezar ‘Por el bien de su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero’, yo rezo ‘ten misericordia de ISIS y del mundo entero'».

La joven de 25 años dio su testimonio en una de las catequesis realizadas el 29 de julio como parte de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Cracovia 2016, donde relató los dolorosos hechos que sufrió su familia cuando tuvo que huir de Irak, en primer lugar, así como los horrores que han tenido lugar en este país desde el ascenso de ISIS en 2014.

En declaraciones a ACI Prensa luego de su testimonio, Shabo explicó que la decisión de hablar en la JMJ fue de último minuto, y se le pidió incorporar el perdón en su intervención. Sin embargo, al escuchar esta solicitud, el primer pensamiento que le vino fue “no perdono a ISIS”.

“He luchado con esto, porque todavía no he llegado ahí. Es un recordatorio diario”, reconoció, y dijo que aún alberga odio y resentimiento, de manera que el camino al perdón ha sido una tarea difícil, todos los días.

«Yo fui un bebé milagro”, expresó la joven, al recordar que su madre estaba embarazada de 8 meses cuando abandonaron Irak en 1991 ante la amenaza de bombardeos durante la Guerra del Golfo. Junto a otras personas, cruzaron las montañas hacia Turquía. Sin embargo, muchos murieron en el camino, entre ellos su primo de 8 años de edad.

Dos años después, su familia obtuvo el asilo religioso en Detroit (Estados Unidos), pero muchos de sus familiares permanecían en Irak y fueron los que sufrieron la aparición de ISIS en 2014.

Cuando en junio de ese año los terroristas islámicos tomaron Mosul, la violencia “se reencarnó” en Shabo, pues uno de sus parientes fue «violentamente asesinado” y entregado a su familia dentro de una maleta, en partes. “Es una locura. Así que cuando escucho historias como esa, ¿cómo podría no estar enfadada?”, expresó.

Además uno de sus primos murió en uno de los atentados en Bagdad y su tía está todavía en el hospital «luchando por su vida».

Sin embargo, tan duro como fue para pensar en el perdón, Shabo dijo que durante su vida siempre ha sentido angustia, ira, frustración o entumecimiento, pero cuando «voy a la adoración, se lo llevo a Él».

Dijo que fue a través de la adoración que le vino a la mente la idea de orar por ISIS. Explicó que un día, mientras repetía la Coronilla de la Divina Misericordia “vino a mí: reza por ellos. Fue como una forma de pensar en ellos, pero de una manera más positiva».

Indicó que eso no se dio en un primer momento, pues «es falso hasta que lo consigas», pero lentamente, con el tiempo fue capaz de abrir su corazón y superar la ira.

La joven señaló que la “ira solo te vuelve amargado, y nada bueno viene de eso, pero cuando lo tomas y lo conviertes en misericordia y perdón, ves qué tan fructífero puede ser, incluso para ti mismo”.

Shabo dijo que “ninguno de mi otra familia ha sobrevivido”, sin embargo, se siente identificada con los cristianos de Medio Oriente, por ello cuando se encontró en Cracovia con el grupo de 300 jóvenes iraquíes, les pidió algún recuerdo, y ellos le dieron una bufanda con la bandera de Irak. Ella les entregó su collar y pulseras.

Sobre su experiencia en la JMJ dijo “es bueno saber que otras personas están escuchando y se conectan con la historia». «No hay palabras para describir cuando sientes eso, porque proviene de Dios. Somos verdaderamente un cuerpo en Cristo”, expresó.

Traducido y adaptado por Eduardo Berdejo. Publicado originalmente en CNA.

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