CREDO

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS.

Padre de bondad, que nos has llamado a participar de la vida divina y para ello nos has entregado la presencia del Espíritu Santo, fruto del Sacrificio de Cristo Redentor.

Te suplicamos, Padre, que derrames en nuestros corazones, en forma abundante, la efusión de tu Divino Espíritu, para que seamos dóciles a sus divinas inspiraciones y nos dejemos transformar por su santificadora acción.  Te lo pedimos, Padre, por el amor que le tienes a tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.  Amén.

ORACIÓN CONSAGRATORIA PARA TODOS LOS DÍAS.

¡Oh Espíritu Santo! Recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser.  Dígnate ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida y en cada una de mis acciones: mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y el Amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reserva a tus operaciones divinas y quiero ser siempre dócil a tus inspiraciones.

¡Oh Espíritu Santo! Transfórmame con María y en María, en otro Cristo Jesús, para gloria del Padre y salvación del mundo.  Amén.

Día Primero

Padre de Bondad,  que nos has concedido la gracia de ser templos vivos del Espíritu Santo.  Otórganos el privilegio de valorar este insigne beneficio: experimentar en nosotros, tan fuertemente la presencia de este Divino Don, que impulsados por el fuego de la verdadera caridad, te sirvamos con este temor filial, que es delicadeza y correspondencia amorosa a todos tus beneficios.  Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo amado.

Padre nuestro, Ave María y Gloria…

Letanías.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Padre de misericordia y de bondad, que nos has enviado al Espíritu Santo para que desde el fondo de nuestros corazones, eleve nuestra plegaria final hacia Ti, te pedimos que intensifiques en nosotros la devoción al Espíritu Santo, que seamos dóciles a sus divinas inspiraciones y a su prodigiosa acción.  Te lo pedimos por el amor que le tienes a tu Cristo, el Ungido, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.  Amén.

DÍA SEGUNDO

Padre de ternura y compasión, que sabes las dificultades en las que se realiza nuestra existencia, que conoces todos los peligros que nos asechan, que sabes lo que más nos conviene.  Te pedimos envíes sobre nosotros la presencia de tu Santo Espíritu, de tal manera que no ejecutemos nada importante en nuestra vida, sin antes pedir su sapientísimo consejo.  Que sea este Divino Espíritu el que nos guíe continuamente hacia Ti, inspirándonos y manifestándonos la forma de agradarte con mayor perfección.  Te lo pedimos Padre, por el amor que le tienes a tu Hijo.  Jesucristo Nuestro Señor.  Amén.

DÍA TERCERO

Padre de las Misericordias divinas.  Incendia nuestras vidas con el fuego inextinguible de tu divina caridad: tu Espíritu Santo.  Que sea Él quien calcine nuestros egoísmos, quien doblegue nuestra soberbia y orgullo, quien acalle nuestros vanos deseos, quien dulcifique las penas y aliente la virtud, quien penetre nuestros corazones y los pacifique con su presencia amable, que es espiritual unción.  Todo esto te lo pedimos, Padre, por el amor que le tienes a tu Hijo, tu Unigénito que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.  Amén.

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