“El mundo necesita santos”, solía repetir la joven en numerosos momentos.
El pasado jueves la Santa Sede publicaba el decreto promulgado por la Congregación para las Causas de los Santos y aprobado por el Papa Francisco. En él se encontraba, entre otros, la ya futura beata Alessandra Sabattini, una joven de 23 años que tenía novio y servía a los pobres en la Comunidad Juan XXIII, y que murió atropellada en 1984.
El Vaticano ha reconocido el milagro producido por la intercesión de esta italiana en la curación inexplicable de Stefano Vitali, primer secretario de Don Oreste Benzi, fundador de esta comunidad.
Tras ser diagnosticado de un cáncer de intestino con metástasis, los médicos dieron a Vitali seis meses de vida. En ese momento, ya estaba inmerso en la política como concejal de la ciudad de Rímini. Ante este pronóstico, fue el propio Don Oreste, ahora en proceso de beatificación, el que rezó por la intercesión de Alessandra y pidió que se hiciera lo mismo.Poco tiempo después y de manera inexplicable para los médicos, Stefano se recuperaba completamente, tanto como para proseguir con su carrera política donde llegó a ser presidente de la provincia de Rímini por el Partido Democrático.
Alessandra una joven enamorada de Cristo
“En la Iglesia hay padres santos y esposos santos pero, ¿no sería bueno también tener una novia santa?”, se preguntaba Oreste Benzi cuando promovió la causa de beatificación de esta joven de 23 años.
Fue precisamente con 12 años cuando Alessandra conoció a este religioso y su obra, la Comunidad Juan XIII, dedicada a atender y ayudar a los últimos y a los discapacitados.
Como adolescente participó en un encuentro en los Dolomitas con discapacitados graves. En él ella vio de manera clara que estaba llamada a servirlos. “Estas son las personas que nunca abandonaré”, confesó Alessandra tanto a sus amigos como al propio Don Oreste.
«El mundo necesita santos»
Durante los siguientes años la joven los dedicó a cuidar a los pobres y a los marginados. De hecho, su decisión de estudiar Medicina estaba ligada a su vocación de servicio en la Comunidad. Poco tiempo después conoció a Giovanni, otro joven católico comprometido como ella, que se acabaría convirtiendo en su novio hasta el mismo día de su muerte.
“El mundo necesita santos”, solía repetir la joven en numerosos momentos. Y como si aventurara lo que viviría poco después se enfrentó a la muerte cuando yendo a un encuentro de la Comunidad en Rímini era atropellada el 29 de abril de 1984. La joven estuvo en coma debido a la gravedad de las heridas hasta que finalmente falleció el 2 de mayo de aquel año.
Y así se llega a 2006 cuando finalmente se abrió la causa de beatificación de Alessandra, promovida de manera muy activa por el fundador de la comunidad. Al año siguiente se produjo el milagro con el que finalmente será beatificada.
Un año de vida, como mucho
En aquel entonces, Stefano Vitali era concejal de la ciudad de Rímini y empezó a perder peso de manera dramática. Tras realizarse distintas pruebas le diagnosticaron un cáncer en el intestino. Le operaron en julio de 2007 y encontraron metástasis por todas partes. Tras la operación ya no podía andar y necesitaba una silla de ruedas para moverse.
Entonces los médicos le dieron la noticia fatal: el cáncer era incurable y su esperanza de vida se situaba entre los seis meses y un año.
La inexplicable curación
En aquel momento entró en juego Don Oreste Benzi, que precisamente fallecería unos meses más tarde. Fue a ver a Stefano y le dijo: “debemos rezar a Sandra Sabattini”. Toda la comunidad se puso manos a la obra y comenzaron a orar para la curación de Vitali por intercesión de la joven de la comunidad fallecida años antes.
La oración tuvo un efecto curioso en él. Primero por la paz que le dio y segundo porque empezó a sentirse mejor, mucho mejor. Tanto que la enfermedad iba retrocediendo hasta desaparecer completamente. El oncólogo Alberto Ravavioli le dijo: “Los valores son todos negativos, no me preguntes por qué, no lo sé”. Stefano estaba completamente curado.
Publicado originalmente en Religión en libertad