El mensaje del Evangelio de hoy “es un fuerte llamado a la confianza en Dios que cuida a todos los seres vivientes de la creación, provee el alimento a los animales y se preocupa de los lirios y hierbas del campo”.
Lo explicó el papa Francisco Francisco, este domingo en el Vaticano dese la ventana de su estudio, antes de la oración del ángelus que rezó ante los miles de peregrinos que le esperaban en la plaza de San Pedro. Invitó así a confiar en Dios, sin perder la serenidad ante las preocupaciones.
“Jesús nos exhorta a no preocuparnos por el mañana, recordándonos que tenemos un Padre lleno de amor que no se olvida jamás de ninguno de sus hijos, y si bien “tener confianza en él no resuelve mágicamente los problemas, pero nos permite afrontarlos con el animo justo”.
Con coraje porque uno se pone bajo la protección “de Dios mi padre que me quiere mucho”. Porque “Dios no es un ser lejano y anónimo, sino nuestro refugio, el manantial de nuestra serenidad y de nuestra paz”. Y además “Dios es para nosotros el gran amigo, el aliado, el Padre”.
No siempre nos damos cuenta de esto, señaló Francisco y por ello muchas veces preferimos apoyarnos en los bienes inmediatos y contingentes, olvidando y a veces rechazando el bien supremo, es decir el amor paterno de Dios. Así el Pontífice exhortó: “Sentirlo Padre, en esta época de orfandad es muy importante!”
Nosotros nos alejamos del amor de Dios cuando vamos en la búsqueda obsesiva de los bienes terrenos y de las riquezas, manifestando así un amor exagerado a estas realidades, indicó el Pontífice, siendo que “Jesús nos dice que esta búsqueda afanosa es ilusoria y motivo de infelicidad, y da a sus discípulos una regla de vida fundamental: ‘Busquen primero el Reino de Dios’. O sea el proyecto que Jesús anunció en el sermón de la montaña, confiando en Dios que no desilusiona, a diferencia de tantos amigos que nos han desilusionado.
Recordó también que el Evangelio es claro: “No se puede servir a Dios y a la riqueza”, ni a los ídolos fascinantes pero ilusorios que llevan a resultados tangibles pero fugaces. En cambio elegir a Dios no siempre muestra inmediatamente sus frutos. Es una decisión que se toma en la esperanza y que deja a Dios la plena realización de los proyectos.
Fuente: Zenit