Papa Francisco ha enviado un nuevo videomensaje a los peregrinos de la Virgen de Czestochowa con ocasión de los 300 años de la coronación pontificia. Y ha sido dado a conocer por la Oficina de prensa de la santa Sede.

Si Czestochowa está en el corazón de Polonia, significa que Polonia tiene un corazón materno; esto significa que cada latido de la vida sucede con la Madre de Dios. A ella ustedes suelen confiarle todo: el pasado, el presente y el futuro, las alegrías y las angustias vuestra vida personal y la de vuestro amado país. Esto es muy hermoso.

Y me resulta hermoso recordar que lo hice con ustedes el año pasado, cuando me coloqué bajo la mirada de esta Madre, cuando puse mis ojos en los de Nuestra Señora, confiando a su corazón lo que estaba en mi corazón.

Conservo vivo y agradecido el recuerdo de esos momentos, la alegría de haber llegado también yo como peregrino para celebrar, bajo la mirada de esta Madre, los 1050 años del bautismo de Polonia.

Otra ocasión de gracia hoy les reúne numerosos: hace trescientos años, el Papa concedió usar las coronas papales sobre la imagen de la Virgen de Jasna Gora, vuestra reina.

Es un gran honor tener por Madre a una Reina, la misma Reina de los Ángeles y de los Santos, que reina gloriosa en el Cielo. Pero me da aún más alegría saber que tengo por reina una madre, amar como madre a Aquella la que ustedes llaman Señora.

La imagen sagrada muestra que María no es una reina distante que se sienta en el trono, sino la Madre que abraza al Hijo y con Él, a todos nosotros sus hijos. Ella es una verdadera Madre, con el rostro marcado, una Madre que sufre porque realmente se ocupa de los problemas de nuestra vida.

Es una madre que está cerca de nosotros, que nunca nos pierde de vista; es una madre tierna, que nos toma por la mano en el camino de cada día.

Les deseo que experimenten en el solemne jubileo que se está celebrando: el momento favorable para saber que ninguno de nosotros está huérfano, porque cada uno de nosotros tiene una Madre a su lado, una Reina de ternura sin igual.

Ella nos conoce y nos acompaña con su estilo típicamente maternal: suave y valiente al mismo tiempo; nunca invadiendo y perseverante en el bien; paciente delante al mal y activo en la promoción de la concordia. Nuestra Señora les dé la gracia de regocijarse juntos, como una familia reunida alrededor de la Madre.

En este espíritu de comunión eclesial, fortalecido aún más por el vínculo único que une a Polonia con el sucesor de Pedro, les doy mi bendición apostólica. Y les pido a todos ustedes, por favor, que recen por mí. Gracias».

Fuente: Vatican.va

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