Padre y Señor mío, desde toda la eternidad has pensado en mí con amor y al crearme, quisiste que fuera MUJER. Tú me has confiado la noble misión de ser el complemento psíquico y corporal del hombre; a los dos nos creaste a tu imagen y semejanza, ¡Gracias, Padre Dios!
Tú, que has querido que yo, como mujer, sea la delicadeza y la ternura, junto a su energía y a su vigor, dame tu gracia para no defraudarte.
Madre, Madre de Dios y mía, en quien el mismo Dios quiso significar a la mujer, enséñame a ser auténticamente femenina y sencilla como tú, que sepa yo poner en la rudeza de la vida de nuestros hermanos, los jóvenes, la dulzura de una vida pura, sin coqueterías, ni complicaciones; que no sea superficial en mis juicios y decisiones, que me preocupe seriamente por los problemas de la humanidad, que el tiempo de mi formación no se me vaya en diversiones frívolas, en sacarle al trabajo y al estudio, en locas vanidades, o en juegos peligrosos que solo estorban para forjar, con el esfuerzo de cada día, un futuro prometedor, que será el mejor premio la monótona labor cotidiana que a menudo e cansa.
Que la gracia y armonía de mi cuerpo juvenil y el brillo de mis ojos cargados de ilusiones, no sean causas de perturbación en la vida de “ellos” so no que mis actitudes sencillas, sean el estímulo que los impulsen a prepararse para el auténtico amor y el don cinismos.
No me dejes caer en la tentación de jugar al amor y confundirlo con sentimientos egoísta y pasajeros, ayúdame a saber buscar consejo y a recibirlo con agrado y gratitud, para que fortalecido mi corazón con tu gracia y con la alegría y entusiasmos propios de mi edad, aprenda a controlar mis impulsos, a saber escoger mis amistades, a amar con verdadero amor, a ser generosa, sacrifica, estudiosa, trabajadora y comprensiva; que comparta con sencillez lo que Dios me ha dado, que acepte mis limitaciones, en una palabra que ya desde ahora, me entrene para la lucha de la vida, confiando siempre en Dios y en tu amorosa y material protección. Virgen María, modelo y guía de mi existencia, ayúdame a encontrar la verdadera felicidad viviendo en gracia de Dios y tratando de ser felices a los demás. Amen